En el centro de la ciudad, junto a la plaza de
Naqsh-e Jahan se encuentra el
Palacio Kakh e Chehel Sotun, 150.000 IRR, 3,75€. Fue construido durante el reinado de Sah Abbas II, como sala de audiencias y centro de recreo. Las paredes y techo del palacio están bellamente decoradas con frescos y grandes pinturas históricas que exaltan la magnanimidad o el valor guerrero de los diferentes grandes soberanos de la dinastía safavida.
El edificio está rodeado por un frondoso jardín, y el porche de acceso cuenta con 20 columnas, que parecen 40 cuando se reflejan en el gran estanque que hay frente a él. En el jardín hay un bonito café donde tomamos té y café.
Paseamos un poco por el bazar que rodea la plaza de
Naqsh-e Jahan hasta dar con
Bastani. Decoración muy bonita con pinturas en las paredes imitando el estilo de algunos de los palacios de la ciudad. Comida muy buena y tradicional. Tiene un patio con fuente y mesas sin sillas y con cojines.
Doulmatous, berenjenas rellenas y
tahchin, pastel de arroz. (340.000 IRR, 8,5€)
Camino del hotel hacemos una parada rápida en
Kakh-e Hasht Behesht, en Chahar Bagh, un bonito palacio safávida construido en 1669. En realidad es un solo pabellón con un
iwan en cada lado, coronado por una gran cúpula central, cuyos techos y paredes están decorados con llamativos frescos. Las ocho estancias que rodean la sala central le dieron el nombre de Hasht Behesht (ocho paraísos). Está rodeado por unos bonitos jardines con estanque y fuentes. Junto a él está el
Bazar-e honar, un largo pasillo cubierto de 300 metros, especializado en plata y oro.
Es el último día en Isfahán y lo estamos tomando con bastante calma. Para rematarlo visitamos un de los atractivos que más gusta a los locales, el
Monte Sofeh. Un taxi (
100.000 IRR, 2,5€, 40 min) nos deja en la falda de la montaña. Hay una bolera, un pequeño parque de atracciones, y la estación del teleférico. Compramos billete de ida y vuelta (200.000 IRR, 5€), se puede bajar dando un bonito paseo de 1h, pero cuando nosotros subimos ya está anocheciendo, y el camino de bajada no está iluminado. Durante la subida hay muy buenas vistas de la ciudad. Arriba hay restaurantes y zonas donde los iraníes acampan con sus alfombras para cenar y pasar la tarde noche. Sin duda un buen lugar para ver atardecer y descansar la vista después de tanta mezquita. El taxi de vuelta nos cuesta 150.000 IRR, 3,75€, hora punta.