
Frente a la estación cambiamos dinero, y cogemos un tranvía (1,40 tl) hasta el centro turístico de la ciudad, la plaza de Sultanahmet. Entre la plaza y el Bósforo, hay unas cuantas calles llenas de albergues, hoteles baratos y agencias de viaje, que son el principal foco de concentración de mochileros de la ciudad. Ello hace que los precios no reflejen la realidad turca, encontrar precios razonables en Estambul no es fácil, y que el ambiente sea demasiado occidental para mi gusto, pero hay que reconocer que facilita mucho las cosas. Sin duda debido al puente del 1 de mayo que empieza mañana, tardamos casi una hora en encontrar hotel. Nos alojamos en el Eurasia Hotel.
Cualquier visita turística a Estambul debe empezar en la Plaza de Sultanahmet. Aquí están sus dos mayores atracciones: a un lado Aya Sofia, y frente a ella, tras sus fuentes y jardines se distinguen fácilmente los seis minaretes de la Mezquita Azul.

Fue construida durante el reinado de Ahmet I, entre 1603 y 1617, por Mehmet Aga, discípulo del famoso arquitecto Mimar Sinan. A su alrededor se erigieron diferentes servicios públicos como una madraza, un asilo, un caravasar, una fuente... de los que hoy no queda casi nada.
Si entramos desde la plaza, tras cruzar la monumental puerta de acceso llegamos a los jardines, y tras ellos, el patio. El patio es casi tan grande como la propia mezquita, y está rodeado por una galería continua de 30 cúpulas apoyadas sobre columnas de mármol, granito y porfirio. En el centro hay una pequeña fuente hexagonal, y rodeando exteriormente el patio hay espacios dedicados a la ablución.

El interior de la mezquita está revestido con más de 20.000 azulejos de cerámica de Iznik hechos a mano, con más de cincuenta diseños diferentes de tulipanes e inscripciones de versos del Corán. Además de las diversas lámparas de araña, la luz entra por doscientas vidrieras de diseños diversos. El suelo está cubierto de alfombras que donan los fieles y que son sustituidas a medida que se desgastan. Es un lugar mágico y espiritual que transmite una agradable paz interior, uno de esos lugares que debería ver todo el mundo al menos una vez en la vida. La mezquita es de entrada libre, salvo en las horas de la oración, en las que no se permite la entrada a los no musulmanes.
Un acceso más tranquilo y sosegado se encuentra en la plaza Sultanahmet Meydanı, el antiguo hipódromo, centro deportivo y social durante mil años de Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino. Varios monumentos adornan su antiguo emplazamiento: un obelisco egipcio de granito rosa del año 1.500 A.C, traído desde el templo de Karnak por Teodosio el Grande en el año 390; el obelisco de Constantino, hecho en piedra y recubierto originalmente de placas de bronce y cobre que fueron arrancadas para acuñar monedas durante las cruzadas; la columna serpentina de la que apenas queda la base, que fue traída por Constantino el Grande desde el templo de Apolo en Delfos, y que simboliza la victoria de las ciudades griegas contra los persas en Platea; y el más reciente de todos ellos, la fuente alemana, donada por el kaiser Guillermo II en 1898 para agradecer la hospitalidad con la que fue acogido durante su visita.

Al otro lado de la plaza de Sultanahmet se encuentra
Aya Sofia (20 TL). Fue usada como iglesia durante casi 1.000 años, desde su construcción en 537 por el emperador Justiniano, hasta el día de la conquista de Estambul en 1453. Desde esa fecha los otomanos la convirtieron en mezquita, añadiendo los cuatro minaretes y los medallones decorativos interiores. En febrero de 1935 fue convertida en museo. Su nombre significa
sabiduría divina, y es uno de los tres títulos dedicados a Dios. Aya Sofia tiene una gran importancia en la historia de la arquitectura por ser la primera construcción de base cuadrada de este tamaño que está cubierta por una cúpula central y dos pequeñas semicúpulas.

Desde el exterior llama la atención su característico color rojizo, los cuatro enormes minaretes que se alzan en cada una de sus esquinas, y la enorme cúpula que descansa como en estado de ingravidez.
La cúpula cubierta de mosaicos y rodeada de vidrieras, y los cuatro medallones decorativos colocados sobre los muros de la nave, son lo mas llamativo de su interior. Como lleva años en restauración, un enorme andamio domina el centro de la planta. Las mejores vistas se tienen desde la galería superior, tradicionalmente reservada a la emperatriz y su corte. Desde aquí se pueden apreciar los numerosos mosaicos con que ha sido decorada la iglesia durante el transcurso de los siglos, representaciones de la virgen, santos, emperadores o motivos geométricos en un estilo puramente decorativo. Cuando fue convertida en mezquita muchos fueron cubiertos de cemento, siguiendo la prohibición islámica de representar escenas figurativas, pero muchos se han recuperado y otros están en fase de rehabilitación.
La Cisterna Basílica (10 TL) es la más grande de las 60 erguidas en Estambul durante la época bizantina. Se construyó en el año 532, empleando 336 columnas romanas procedentes de templos de Anatolia, distribuidas en 12 hileras a 4 metros unas de otras, ocupando un área total de 10.000 m2. Podía almacenar hasta 30 millones de litros de agua. Se construyo para evitar la vulnerabilidad que significaba para la ciudad que durante un asedio se destruyera el Acueducto de Valente. Dos de sus columnas tienen como base cabezas de medusa invertidas. En definitiva un remanso de paz donde escapar del bullicioso Estambul.
El
Gran Bazar (Kapaliçarsi) con 58 calles y 4.000 tiendas, es uno de los mercados cubiertos más grandes del mundo. Está distribuido por sectores, y puede encontrarse prácticamente de todo: joyería, orfebrería, especias, alfombras, ropa. Hay además bares, restaurantes y más de una docena de fuentes y mezquitas. Para muchos es un lugar de visita obligada, y realmente puede ser un buen lugar para comprar regalos, ya que existe gran variedad de oferta, para diferentes presupuestos y siempre con la posibilidad de regatear. Además los tenderos hablan todos los idiomas imaginables, sabían hasta lo que es en catalan un
festuc.
Divan Yolu, la principal avenida del barrio antiguo, era antiguamente la calzada que unía Contanstinopla con Roma. Hoy une la Cisterna con el Gran Bazar y a lo largo de ella encontramos numerosas tiendas, restaurantes, tumbas otomanas, madrazas y mezquitas. La mas llamativa de ellas, junto al mercado, es
Atik Ali Camii, una vieja mezquita otomana construida por el Grand Vizir Bosnali Hadim Atik Pasa en 1496, durante el reinado del sultán Beyazit II. Unos metros más adelante está el antiguo baño
Cemberlitas Hamami, uno de los mejores lugares para tu primer baño turco. Un doble
hamam, hombres y mujeres por separado, diseñado en 1584 por Sinan para Nurbanu Sultán, esposa de Selim II.
Palacio Topkapi (acceso 20 TL + 15 TL harén). Aquí se encuentra la mayor concentración de turistas de la ciudad, y aun mas a las horas a las que nosotros vamos: 11:00. Estamos hasta las 15:00, aunque eso si, nos pegamos una siesta estupenda.

Fue el centro administrativo del Imperio Otomano desde 1465 hasta 1853. La construcción del palacio fue ordenada por el Sultán Mehmed II en 1459, y fue completada en 1465. Es un entramado complejo de edificios, unidos por cuatro patios y jardines prolijos en tulipanes, que abarca una superficie total del 700.000 m², rodeados por una muralla bizantina de cinco kilómetros de largo. Veremos pabellones diversos que contienen las dependencias imperiales, las cocinas, las cámaras del consejo imperial, las cámaras del tesoro y audiencias, bibliotecas, dormitorios y aposentos varios, el harén (15 TL), que son en realidad las dependencias privadas de la familia imperial, y el tesoro, que dicen es su punto fuerte.

El tesoro es uno de los más espectaculares del mundo. A lo largo de cuatro salas, se muestran todo tipo de riquezas y excesos llegados allí por los caminos mas diversos: regalos de mandatarios extranjeros, joyas de los diferentes sultanes, botines de guerra o herencias. Aquí está el trono de ébano de Murad IV, o el de Ahmed I adornado en nácar; el famoso puñal topkapi elaborado con oro, diamantes, esmeraldas y piedras preciosas;
Kasikci, o el tercer diamante más grande del mundo. Algunas piezas mas estrafalarias son el brazo y la calavera de Juan el Bautista, la espada de David, el bastón de Moisés, pelo de la barba del profeta Mahoma, la huella de su pie, o incluso un diente suyo.
Yeni camii. Su diseño recuerda a Suleymaniye y la Mezquita Azul. Se encuentra en un lugar envidiable, en el barrio de Sirkeci Eminonu, junto al bósforo y el Puente de Galata. Hacemos alguna foto y entramos a visitarla. Fue construida por la madre del sultán Ahmed III entre 1708 y 1710. La construcción principal tiene forma cuadrada y está cubierta de decenas de bóvedas y semibóvedas en una estructura piramidal, flanqueadas por dos estilizados minaretes con dos balcones cada uno. |
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El
Bazar de las especias, construido en 1660, también se ha especializado en turismo. No tan solo venden especias, si no cualquier cosa que el turista pida: camisetas, souvenirs, joyas, mantelerías. Es mas pequeño que el Gran Bazar, apenas tres calles, pero mas agradable, y no tan asfixiante.
Lo único que yo destacaría del
Puente de Galata son sus cañas de pescar. Centenares de pescadores a ambos lados abastecen los numeroso restaurantes del nivel inferior y cercanos a las estaciones de ferry. Por lo demás es un puente como cualquier otro, 490 m de longitud, un tramo levadizo, 42 m de anchura, e incluye tres carriles para vehículos y una pasarela peatonal en cada dirección.
Torre Galata (10 TL) Tras 650 años batallando con la historia le ha llegado el momento de ser un reclamo turístico, y como tantos otros edificios altos en todo el mundo se ha convertido en terraza panorámica. Eso si, el mirador de 360º, apenas hace medio metro de ancho, y está hasta los topes. No apto para gente con vértigo galopante.
Fue construida por los genoveses en 1348, y durante la época otomana, fue utilizada como prisión para encarcelar a los prisioneros de guerra. Pese a su altura de 61 metros, y su ubicación sobre la colina de Gálata, puede resultar un poco difícil de localizar ya que se encuentra metida en un auténtico laberinto de calles estrechas y poco transitadas.
Volvemos al puente. A un lado hay un mercado de pescado, y algunas mesas para cenar con vistas al Bósforo, defendiendo la comida de gatos y las gaviotas; al otro el muelle de
ferries (1,40 tl) que hacen regularmente la ruta entre Karaköy y Kadiköy. No está mal para relajarse. Hay barcos mas cómodos y turísticos, pero las vistas son las mismas y encima son mas caros. En Karaköy sentaros a la izquierda, ya que el barco gira al salir del muelle y las vistas bonitas quedan a la derecha. De vuelta no gira.
Kadikoy es un barrio moderno y cosmopolita en la zona asiática de Estambul, punto de partida de los trenes y autobuses hacia Anatolia e Irán, y el resto de destinos asiaticos. Las calles cercanas al muelle están llenas de bares y cafeterías frente al mar, donde tomar desde té a kebabs, degustar deliciosos pescados asados a la parrilla o fumar en narguile, alejados del bullicio del centro de Estambul. Con suerte podrás contemplar la puesta de sol en el mar de Mármara, y ver a lo lejos las cúpulas de Aya Sofia y la Mezquita Azul. Cena poco usual: guindillas para picar mientras esperamos, riñones, hígados y similares, mejillones rellenos de arroz (05, tl unidad), y de postre: profiteroles (5 TL 1/4 kg).

Hoy va a ser el día de las mezquitas. Subimos Divan Yolu hasta la
plaza Beyazit donde tomamos un
çai (te), con vistas a la Mezquita de Beyazit y al pórtico de la
Universidad de Estambul. En época bizantina era el foro de Teodosio, y hoy es una de las plazas con mas vida de la ciudad. Turistas, turcos, estudiantes, vendedores de comida...
Beyazit Camii, fue construida entre 1501 y 1506 por el arquitecto Yakup Şah, siguiendo el esquema de Aya Sofia: una cúpula central sostenida por cuatro pilares y dos naves laterales más pequeñas, con columnas de granito y jaspe en las que se apoyan los arcos apuntados. En el interior se encuentran numerosas inscripciones del ilustre calígrafo Seyh Hamdullah.
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Suleymaniye Camii fue construida entre 1501 y 1506 por Mimar Sinan. Se concibió como un inmenso complejo religioso y cultural, que incluye un cementerio, donde pueden verse las tumbas de Soliman I el Magnifico y su primera dama, y la del arquitecto Sinan; un bazar; y hasta un hamam, aun hoy activo, y que tiene la particularidad de ser el único cuyas salas son mixtas. No podemos visitar el interior pues está en obras, pero como compensación asistimos a la oración del viernes en el patio de la mezquita. |
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El patio está rodeado por una columnata de mármol, granito y porfirio; y situadas en sus cuatro esquinas se encuentran cuatro minaretes. Nos vemos obligados a movernos en un par de ocasiones para no molestar durante la plegaria, pero no nos "invitan a irnos". No les molestamos, en realidad apenas reparan en nosotros. Los jardines del patio se llenan de alfombras que proporciona el propio local, y que son usadas por cientos de fieles. Cantos y sermones se oyen por megafonía, no se si en turco o en árabe. No para de llegar gente. Aquí cada uno lleva su ritmo. Arrodillate, alabanza, manos en alto, doblamos los riñones, palmas en el suelo, en pie, brazos doblados y palmas al cielo... El ambiente es distendido, entre ellos se hacen algunas bromas y los niños juegan mas que rezan.
Al salir, las terrazas que hay frente a la mezquita están llenas de extranjeros comiendo. Huimos del lugar tan rápido como podemos, y vamos a parar a un

local familiar en la esquina de las calles Onalti Mar Sehitleri y Bozdogan Kemeri. Dos ayran y tres platos de arroz, carne y berenjenas, todo buenísimo, en una tranquila mesa encima de la acera, 18 TL.

Buscando un sitio donde hacer la siesta acabamos en
Sehzade Camii, otra mezquita imponente. Aquí se solicita donativo, un concepto intermedio entre la gratuidad y la entrada estándar que permite satisfacer a todo el mundo. Es una obra juvenil de, como no, Sinan, que fue acabada en 1548, y que es considerada su primera obra de relevancia. Fue encargada por el sultán Suleiman I, en memoria de su hijo mayor, muerto de viruela a la edad de 21 años en 1543. Posee dos minaretes y está rodeada de un patio columnado de igual tamaño que la mezquita en si, donde hay unos espléndidos y tranquilos jardines, donde hacemos la horizontal durante media horita a unos placidos 28º.

Junto a ella, el parque
Kalenderhane está lleno de niños, sus madres, jubilados leyendo el periódico, y una pequeña iglesia ortodoxa reconvertida en mezquita, que fue originariamente construida sobre unas termas romanas del siglo VI. Junto a él está el
Acueducto de Valente (año 368), hecho con piedra traída de las murallas de la antigua ciudad de Calcedonia. Transportaba el agua que llegaba desde el Bosque de Belgrado y las montañas situadas a más de 200 km. de Estambul, hasta la Cisterna de la Plaza de Beyazit.
Fatih Camii era en su origen un complejo enorme, incluía una madraza para mil estudiantes, una biblioteca, un hospital, un hospicio, un caravasar, un mercado, un hamam, una escuela primaria y una cocina pública que servía comida para los pobres. Fue construida por orden del sultán Mehmet II Fatih el Conquistador, entre 1463 y 1470, en el lugar donde se encontraba la Iglesia bizantina de los Santos Apóstoles. La biblioteca y el interior de la mezquita se encuentran en obras. Solo se puede visitar el patio y el cementerio, del que entre el gran número de tumbas que alberga, hay que admirar el suntuoso mausoleo del Conquistador.

En los alrededores de la mezquita hay un pequeño mercado. Las calles estrechas está llena de pequeñas tiendas, y el ambiente es mas relajado que en otras zonas de Estambul, tal vez por la ausencia casi total de turistas. La lluvia nos coge subiendo al tranvía en Yusuf Pasa, y aún llueve con mas fuerza al bajar en Eminoun, junto al Bazar de las Especias, donde compramos algunos regalos.

El último día amanece con lluvia. No ha dejado de llover en toda la noche. Nuestro último día se complica. Intentamos empezar la jornada visitando la Mezquita Azul, pero la festividad del 1 de mayo ha traído a media Europa a Constantinopla. La cola, a pesar de la lluvia, da la vuelta completa al patio.

Apenas a cinco minutos está
Kiçuk Ayasofia Camii, una pequeña iglesia reconvertida a mezquita, que fue construida poco antes que Aya Sofia, y que aunque tiene una forma mas octogonal, parece que le haya servido de modelo.
Paseando por las estrechas callejuelas que hay tras la Mezquita Azul, en un escarpada cuesta, engullida por los edificios que la rodean nos encontramos
Sokulu Mehmetpasa Camii ,una bonita mezquita construida por Sinan. Es una mezquita familiar y agradable, que se aleja de la grandiosidad que rodea a la mayoría de los monumentos de Estambul. El pequeño patio está profusamente adornado con plantas, alrededor de su ablucionario correspondiente. Entre las columnas del patio se crearon pequeños cuartos, cada uno con una pequeña ventana, chimenea y un nicho a modo de cama, creando las comodidades para la vida de los estudiantes de la madraza.
Hacemos un último intento por entrar en la Mezquita Azul. Lo conseguimos después de diez minutos de cola. Está hasta los topes, y huele a queso gruyere pero con los agujeros tapados. Trayecto al aeropuerto 1,40 TL hasta Zburno, 1,40 TL a Ataturk Hvailani.
Eurasia Hotel. 45€. El segundo día cambiamos de la húmeda y olorosa habitación 203 a la 103. Hemos perdido una cajonera, que iba ideal para dejar cámaras y demás, pero hemos ganado en salubridad y limpieza. Las habitaciones son iguales, cama doble con litera y baño completo, calefacción, y amplias ventanas sin persianas que dejan entrar al ansioso sol desde las seis de la mañana. Desayuno incluido (huevo frito, tomate, pepino, naranj,a mermelada y mantequilla).
Estambul, es como en Praga o Venecia, cuesta encontrar lugares no contaminados por el turismo. Aunque en minúsculos callejones, por toda la ciudad, hay pequeños restaurantes familiares con mesas de plástico y trato amable, donde sirven
ayran fresco, kebabs recién hechos, y
çai (té) dulce y calentito por apenas un par o tres de euros. En cuanto al resto, los que aparecen en Lonely Planet y similares, yo quizás destacaría
Restaurante Karadeni Dilez Pide ve Kebap Sañonu. 52 TL. Frente a la Cisterna Basílica. Comida original y bien presentada. No aceptan tarjetas de credito. Sopa de tomate, sopa de lentejas, kebab en wok, 2 cervezas y 2 tes de manzana.
Precios |
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Visado |
10€ |
Billete tranvía / tren aeropuerto / ferry |
1,40 tl |
Desayuno barrio Sultanahmet |
12 tl |
Comida no turística para dos personas |
13 18 tl |
250 gr profiteroles |
5 tl |
1 kg bananas / manzanas, naranjas / 1kg uva |
5 / 2 / 10 tl |
Botella 1,5 lt agua |
0,40 tl |
Te |
1,5 tl |