
Desde la estación de tren tomamos un
rickshaw (300 INR) hasta el J&K Bank de la calle Madanpura. Desde aquí hay que seguir andando, entre callejones llenos de basura, vacas, perros, y monos que se persiguen unos a otros por los tejados, a pocos metros sobre nuestras cabezas. Para no perderse en este laberinto, los hoteles y albergues de la zona han pintado carteles en las paredes, tan solo tienes que seguir el tuyo. Tras andar unos 500 mts, llegamos a un edificio de color verde pastel.


Wander Station, 3.600 INR, aceptan tarjetas. Muy bien situado a un minuto de Rana
ghat . Habitación doble con baño privado, amplia y cómoda, con espacio para las mochilas, dispone de perchas, TV, aire acondicionado y ventilador. Desayuno incluido: huevos duros, tortilla, plátanos,
pancakes, cereales, té, tostadas y yogur casero. Sirven cenas de 18h a 21h, el servicio es lento y un poco despistado, es por ello que no siempre tienen cerveza o está caliente, pero la comida está deliciosa.


Varanasi, conocida durante la época colonial inglesa como Benares, es el centro espiritual de la India, la ciudad más sagrada del hinduismo. La leyenda dice que fue fundada por el propio dios Shiva, y que una de las cuatro cabezas de Brahma consiguió descansar al llegar a esta ciudad. Miles de peregrinos de todas las edades y castas acuden cada año a darse baños purificadores o realizar rituales funerarios en las aguas del Ganges. Hay cerca de dos mil templos y casi un centenar de
ghats, escaleras de piedra que bajan hasta las orillas del sagrado río Ganges. Los hindúes creen que bañarse en su orilla izquierda purifica los pecados, y que morir aquí rompe el ciclo de reencarnaciones y permite alcanzar el
moksha, la iluminación, la liberación espiritual, el equivalente hindú del nirvana budista. La ciudad, y especialmente sus orillas, están siempre llenas de gente, no tan solo peregrinos y turistas, también hay muchos enfermos, ancianos y moribundos que vienen con la esperanza de morir en ella.
Los
ghats son las escalinatas que conducen hasta el río sagrado, en total hay 86 tramos en el margen izquierdo del Ganges, emplazados entre una sucesión sin fín de templos, y algunos hoteles, restaurantes y pequeños comercios. Hay cinco ghats en los que por su importancia mística e histórica los peregrinos deben detenerse y purificarse frente a ellos: Assi, Dashashwamedh, Manikarnika, Panchganga y Adi Keshav. Dos de ellos, Harischandra y Marikarnika, son ghats crematorios, donde los cuerpos de los muertos son incinerados y sus cenizas arrojadas al río para que sean arastradas por sus aguas sagradas.


El margen del río, a diferencia del laberinto de callejones y suciedad que dan acceso, es un lugar amplio y aireado, lleno de vida y de luz, muy agradable para pasear. Las orillas están llenas de gente, hay mucho turismo indio, grupos de amigos y familias con miembros de todas las edades. Algunos practican ritos religiosos, como orar, hacer ofrendas al río, baños rituales o abluciones; mientras algunos están ocupados con tareas más mundanas como lavar la ropa; y otros simplemente pasean o se sientan en los
ghats a disfrutar de las vistas. Hay bastante gente ofreciendo paseos en barca, encantadores de serpientes armados con una flauta,
sadhus (santones que siguen el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la iluminación y la felicidad), vendedores de comida, souvenirs, algo de artesanía, y los menos mendigando. Otra afición, compartida por niños y mayores, es el vuelo de cometas simples cuadrangulares, que atadas a un larguísimo hilo, son manejadas con destreza desde la orilla.
Después de sacar un montón de fotos nos vamos a ver el Golden Temple, (Shri Kashi Vishwanath) un templo en honor de Shiva en su forma de señor del universo, considerado uno de los doce templos más sagrados del hinduismo. No se conoce exactamente la fecha de su primera construcción, pero se tienen noticias de él ya a principios del siglo XII. Desde entonces ha sido destruido y reconstruido varias veces. Probablemente el momento clave dentro de su historia fue la demolición ordenada por el emperador mongol Aurangzeb, y posterior construcción sobre sus cimientos de una mezquita, como aviso a los rebeldes líderes religiosos hindúes anti mongoles. La ubicación actual del templo, pared con pared con la mezquita data de 1.780. Llama la atención el Nandu que hay en la entrada, cuya cabeza está girada mirando hacia la mezquita, antigua ubicación del templo.
En 1992, la mezquita Babri Masjid de Ayodhya, construida también sobre las ruinas de un templo sagrado hindú, fue destruida por una horda descontrolada de radicales hindúes. Durante el suceso y los altercados posteriores murieron más de 2.000 personas. Desde entonces, para evitar sucesos similares, el Golden Temple de Varanasi, está fuertemente custodiado por policía y ejército, los controles de acceso son muy estrictos y los extranjeros solo pueden acceder acompañados.

Hay que comprar el ticket de acceso (600 INR) en un edificio a 100 mts del templo, donde piden pasaporte y visado haciendo copia de ellos, no se puede entrar nada electrónico, ni bolsas, ni mochilas, ni cámaras, sólo las medicinas imprescindibles. Mientras haces la visita tus pertenencias son guardadas en unas taquillas gratuitas. Nos asignan un guía, los turistas no pueden entrar solos, de hecho, somos los únicos, no nos cruzamos con ningún occidental, los indios van a tropel, hay más de 3h de cola para entrar, y la mayoría de ellos llevan ofrendas en las manos. Es un templo relativamente pequeño y alargado, en uno de sus extremos varias cúpulas están decoradas con 900 kg de oro. Siguiendo al guía accedemos a varios santuarios que albergan
lingams, representación fálica de Shiva, dónde los fieles rinden culto. Nosotros seguimos la ceremonia según nos indican, nos pintan la frente varias veces y nos colocan varios collares de flores. Nos saltamos las largas colas que hay en cada uno de los puntos de interés, pero parece que a nadie le importa, al contrario, ceden el sitio, sonríen e intentan hablar con nosotros. Es un sitio muy interesante, con un misticismo especial, nos hubiera gustado estar un buen rato sentados a nuestras anchas mirando a la gente, pero al ser una visita guiada no podemos alargarnos.
De vuelta a la orilla del río pasamos junto a la
Iglesia de Santo Tomás, pero está cerrada.

Paramos a comer algo en un local de mesas compartidas que está lleno a rebosar. El plato estrella, a juzgar por lo que vemos en las mesas, es una bandeja con
chole bhature (una combinación de garbanzos y pan frito inflado),
dhal (lentejas),
medu vada (parecido a un buñuelo) y
jalebi (postre dulce), 135 INR. Bueno y picante.

Paseamos por el río llegando a
Harishchandra Ghat, el más pequeño de los dos
ghats donde se realizan cremaciones. Durante la hora que estamos allí llegan seis muertos. Los cuerpos llegan tras descender los callejones de la ciudad vieja a hombros de familiares, envueltos en una sábana y cubiertos por una llamativa mantilla dorada fluorescente. Se acercan al río, sumergen el cuerpo por completo durante unos segundos, y lo depositan sobre una pila de leña de forma rectangular de un metro de altura. Otros troncos y ramas son traídos para cubrir el cuerpo, solo la cabeza queda visible. Un familiar vestido con túnica blanca y cabeza rapada, enciende un hatillo de paja que servirá para prender la pira. En los primeros momentos añaden unos polvos que aceleran la cremación, en quince minutos la piel comienza a estar visiblemente deteriorada, de uno de ellos un brazo se ha separado del cuerpo. Tras una hora el cadáver está tan consumido que parece un tronco más, sólo se distingue de él la dentadura. Estará quemando durante dos horas más, luego sus cenizas serán amontonadas con las de otros difuntos en una pila frente al río, para más tarde ser mezcladas con arena y lanzadas a la orilla. Allí gente de las castas más bajas filtra esas cenizas en busca de restos de oro y joyas que poder vender en el mercado. Pero tres horas de hoguera no son suficientes para destruir por completo las caderas y el esternón de un cadáver, estos restos son retirados de la pila y entregados a la familia, que desde una barca los arrojará al río sagrado Ganges.
El coste total del proceso puede superar las 20.000 rupias (250€), dependiendo del tipo de madera usada, sándalo es la más cara. Son necesarios entre 100 y 200 kg de madera para una cremación, no puedes quedarte corto o el cuerpo quedará a medio descomponer. Es una cantidad desproporcionada para gran parte de la población, que se conforma con ser incinerada en los crematorios eléctricos públicos y gratuitos, que hay al costado.


El
ghat más espectacular y concurrido es
Dasaswamedh ghat. Cada noche a las 18h se celebra el
ganga aarti, un ritual de oraciones en honor del río Ganges, ceremonia que congrega a cerca de un millar de personas, la mayoría de ellos locales. Cuatro sacerdotes brahmanes orquestan una ceremonia con flores, incienso, antorchas, candelabros, música ceremonial y bailes, que se prolonga durante casi una hora.
Man Mandir ghat, justo al lado es una buena opción si quieres asistir a una ceremonia menos concurrida.

Cenamos en la azotea del hotel,
noodle small corn y
vegetable beriyani, 360 INR. Son muy lentos y no hay cerveza, pero la comida está deliciosa. El postre lo tomamos en
Spicy bites, un local restaurante a cincuenta metros del hotel, donde trabaja un nepalés que habla español.
Lassi de plátano y helado de chocolate 100 INR. Tiene una pinta estupenda para cenar.



Nos levantamos a las 04:45 para estar a las cinco en recepción, hemos contratado un
paseo en barca por el río (350 INR) que compartiremos con cinco huéspedes más. En una cómoda barcaza de madera bajamos hasta
Assi Ghat, el
ghat más al sur de Varanasi, situado justo en el punto donde se unen el río Assi y el Ganges. Asistimos a una ceremonia
ganga aarti, muy parecida a la de ayer por la noche en Dasaswamedh ghat, dura unos veinte minutos, y aunque hay muy poca gente, la mayoría del público es occidental. Después lentamente remontamos el río, ya ha amanecido, hay decenas de barcas con turistas indios y occidentales, mientras a los ghats poco a poco van recuperando su ritmo habitual. Llegamos hasta
Manikarnika Ghat, uno de los
ghats más antiguos y el crematorio más importante de la ciudad. Enormes pilas de troncos se amontonan sobre barcas frente a él, dónde algunos operarios seleccionan algunos para asistir a una cremación que se está celebrando en ese momento.



De vuelta al hotel desayunamos, dormimos un rato y nos duchamos.
Nuestro primer objetivo es
Blue Lassi, donde según Lonely Planet hacen el mejor
lassi de la ciudad. Es un pequeño local muy bonito, decorado todo el con fotos tamaño carnet de su clientela, los
lassi son excelentes, con tropezones, de los que se toman con cucharilla. Precios entre 70 INR y 100 INR. Para llegar hasta aquí salimos del hotel siguiendo los callejones, en vez de buscar el camino fácil bordeando el río. Son estrechos, llenos de tiendas, restaurantes, atestados de gente, vacas y motos, los niveles de ruido y estrés no difieren mucho de las calles más anchas.


Como bien es sabido las vacas son sagradas en la India, pero eso no significa que reciban un trato especial, sean adoradas o veneradas cuando se cruzan con ellas; bien al contrario, son ignoradas y se ven obligadas a sobrevivir comiendo entre la abundante basura que invade las ciudades indias. La mayoría ofrecen un aspecto deplorable tratándose de un animal sagrado, y se ven obligadas a vivir en condiciones de alto estrés rodeadas del caótico tráfico indio; a algunas se las ve inmóviles, con la mirada pérdida, ajenas a todo, esperando una chispa para explosionar. En una calle ancha atestada de gente y tráfico, una moto ha arrancado ruidosamente y echando mucho humo sobre la cara de una vaca, que estaba en un estado catatónico con la cabeza gacha, el animal se ha puesto nervioso, y durante unos treinta segundos que se han hecho larguísimos, ha perseguido a la gente, intentando embestir a quien se pusiera en su trayectoria, creando cierta tensión y confusión.

Manikarnika Ghat es el segundo
ghat crematorio de la ciudad, y el más grande con mucha diferencia. Las montañas de madera son enormes, vemos cómo la pesan y la cortan antes de las incineraciones. Los muertos son depositados a diferentes alturas cerca del agua, que está negra en la orilla, de las cenizas, los restos de madera y la porquería que se desprende durante las ceremonias, cuando papel, flores y otros objetos se amontonan en pilas sin control ni criterio. Visto desde la distancia, el humo que desprenden los cadáveres y las piras abandonadas, las montañas de madera, las barcas que bloquean las escaleras, muertos, familiares y trabajadores que comparten un espacio relativamente pequeño, con vacas y cabras en busca de alimento entre la basura (suerte que no son animales carnívoros), ofrecen una imagen caótica que parece sacada del infierno de Dante.


Ayyar's Cafe, es un pequeño local familiar ubicado en el interior de unas galerías, entre el Hotel Lara India y el Sahu Market, un oasis de tranquilidad en medio de una de las calles más transitadas de la ciudad. Es una excelente opción para comer
dosas, plato típico del sur de la India. Las dos que escogimos estaban deliciosas,
plain dosa y
Mysore onion dosa (picante), 170 INR.
Sunrise, en la azotea de un hotel en Rana Ghat, con vistas fabulosas sobre el Ganges. Es un sitio muy tranquilo, dispone de terraza al aire libre y de zona cubierta y acristalada, el sentarte en un lugar u otro depende de la temperatura y de los monos, durante la cena duermen, pero durante la comida es fácil que no puedas salir al exterior. El servicio es excelente, igual que la comida, y además tienen cerveza, un sitio muy recomendable.
Tomato soup,
French onion soup,
chicken curry,
cheese naan,
Kingfisher de medio litro,
banana lassi y
chocolate lassi, 1.000 INR.
La cerveza, y el alcohol en general, es difícil de conseguir en Varanasi, ya que se considera indecoroso consumirlo cerca del río sagrado, por lo que no se conceden licencias para su venta a los locales cercanos a él, tan solo algunos hoteles se libran de la prohibición, aunque en algunos restaurantes tienen si la pides con discreción.


Sarnath es un pueblo a unos 12 km de Varanasi, considerado una de las cuatro ciudades santas del budismo, por ser el lugar donde Budha dio su primer discurso y donde se instaló la primera comunidad budista. Actualmente todo está en ruinas, aunque no cuesta imaginar la majestuosidad del lugar con cientos de pequeñas stupas levantadas, y con todas las figuras que hay en el museo decorando el lugar. Sólo la
stupa Dhamek, con una base de 28 mts de diámetro y casi 44 mts de altura, se mantiene en pie, marcando el lugar exacto donde Budha dio el primer sermón a sus cinco discípulos después de alcanzar la iluminación. El
acceso a este parque temático de Budha cuesta 300 INR,
acceso Museo 5 INR. Desde Varanasi un
rickshaw eléctrico tarda unos 50 minutos, cuesta 300 INR por trayecto, y si le dices que vuelves con él te esperará un par o tres de horas.


Cerca del recinto se encuentra
Hinayana Buddha Temple, construido en 1933 por el gobierno tailandés. Frente a su entrada principal hay una estatua de Buddha sonriente, y media docena más distribuidas por sus jardines. Pero sin duda la más espectacular es un Buddha erguido de 25 mts de altura, al que se llega tras un paseo de fuentes bordeadas por flores de loto.
Spicy bites. La cocina un poco lenta, la comida correcta, seguramente las
momos habrían sido mejores con su anterior cocinero que era nepalés. Tienen cerveza si la pides con discreción, no está bien visto el consumo de alcohol en una ciudad sagrada.
Vegetarian momo (empanadillas nepalesas),
pollo tandori con patatas fritas, cerveza
Kingfisher, soda con limón,
paratha de espinacas,
aloo paratha, 785 INR.
Desde J&K Bank un rickshaw hasta la estación de tren cuesta 150 INR y tarda unos treinta minutos. La estación es bastante grande y caótica, aunque es fácil guiarse con los paneles luminosos que anuncian los trenes. Los andenes son larguísimos, la mayoría de trenes en India arrastran 15 o 20 vagones, hay que saber de antemano a que vagón vas para poder subirse directamente a él desde el andén y no tener que recorrer medio tren por dentro.

Tren Marudhar Expres (14863), Varanasi JN 18:15 – 06:20 Agra Fort. Viajamos en AC2 (1.328 INR), a pesar de comprarlo con dos meses y medio de antelación ya no quedaba primera clase. A un lado hay literas paralelas a las ventanas, en el otro en perpendicular, se forman compartimentos de cuatro camas (dos literas) separados por una pared, y aislados del pasillo por unas cortinas. Hay ropa de cama, manta, toalla, un enchufe por litera y una mesita para los cuatro. Es mejor primera clase AC1 pero todavía está bastante bien, no hay mucho ruido, a partir de las nueve la gente está por dormir, aunque hay que soportar ronquidos ajenos. En ambos extremos del vagón hay dos lavabos.