

Llegamos puntuales a Udaipur, al salir de la estación de trenes nos espera la habitual tropa de
rickshaws. Pagamos 150 INR por uno hasta
Jaiwana Haveli, 3.450 INR, aceptan tarjetas. Antigua casa señorial convertida en hotel. Trato nivel medio alto, en recepción nos dan una breve explicación de lo que podemos hacer en la ciudad y nos dan un plano. Habitación doble pequeña (11 m
2) con baño privado, televisión, secador de pelo, armario abierto con perchas, caja fuerte, juego de té, calefactor y vistas laterales al lago. Desayuno incluido. En la azotea hay un restaurante con buenas vistas y una carta variada. Cenamos unas sopas de pollo y verduras al llegar.

Udaipur, al sur del Rajastan, fue capital del reino de Mewar, y estuvo gobernada durante siglos por los rajputs. Ubicada a los pies de la cordillera Aravelli, que la separa del desierto, es conocida como la Venecia de Oriente debido a que existen siete lagos a su alrededor. El centro turístico se encuentra alrededor del Lago Pichola, ya que en sus orillas se encuentran los principales palacios, templos y museos, así como hoteles y restaurantes. Udaipur también es conocida por sus fortalezas, palacios, museos, galerías, bazares, jardines y templos. El administrador británico James Tod la describió como la ciudad más romántica de la India.



La principal atracción de la ciudad es el
City Palace, acceso 300 INR, un palacio construido por el marajá Udai Singh a orillas del lago Pichola, aunque el aspecto actual es el resultado de todas las modificaciones que hicieron sus sucesores. Es un palacio fortificado, construido en granito y mármol, con varias torres, cúpulas y arcos, que rodean una maravillosa variedad de patios, pabellones, terrazas, pasillos, habitaciones y jardines. El palacio tiene varias puertas, la primera que cruzas, Bara Pol, lo separa de la gran ciudad. Tras un pequeño jardín, hay otra puerta con triple arcada que da acceso al jardín principal. Al final de este está la Puerta de los Elefantes, tras la cual hay un patio donde se encuentran las taquillas, lavabos, tiendas de souvenirs y una zona de descanso arbolada. Una vez dentro se sigue un camino bien marcado entre un laberinto enorme de patios, salas y habitaciones. Visitaremos 11 palacios, reflejo de los diferentes gobernantes que lo habitaron, decorados con grandes murales, muebles de época, elaborados espejos y azulejos, delicadas figuras de cristal, de porcelana, así como fantásticos jardines y templos. Muy recomendable, cuenta unas tres horas.
Natural view, frente al hotel. Agradable y tranquila terraza con vistas al lago. Pollo al curry, pasta con verduras, te y refresco de Lima, 800 INR. El curry estaba delicioso, aunque la pasta podía estar mejor.



El otro gran atractivo de la ciudad es el
lago Pichola, el más antiguo (año 1.362) y grande los lagos artificiales construidos para satisfacer las necesidades de agua potable y riego de Udaipur. Tiene una extensión de unos 55 km
2 y hay en él varias islas, en algunas de los cuales hay palacios transformados en hoteles de lujo. Sus tranquilas aguas están rodeadas de palacios, templos, ghats de piedra y pequeñas colinas. Frente a nuestro hotel hay uno de los tres muelles desde los que salen
boat rides que hacen un recorrido circular por el lago. Las vistas de la ciudad, casas y palacios, que asoman a sus orillas son espectaculares desde las barcas. El tour más solicitado es el que coincide con el atardecer, y por eso también el más caro,
ticket 400 INR, cuando durante el día cuesta 300 INR.



En el museo
Bagore Ki Haveli, hacen un
espectáculo de danza y marionetas cada día a las 19h. Dirigido por un maestro de ceremonias, que explica previamente cada una de las actuaciones en indio y en inglés, el espectáculo hace un repaso a algunas de las expresiones folklóricas más espectaculares del Rajastan. Al ritmo de música en directo y ataviados con coloridos vestidos tradicionales representan bailes con fuego, danzas con ollas apiladas sobre la cabeza, danzas con las bailarinas sentadas en el suelo, danzas que representan batallas entre dioses y monstruos, todo ello entre giros y vueltas imposibles. Hay una sección dedicada a las marionetas, muy populares en la región, que también bailan al son de la música. Espectáculo de una hora de duración muy ameno y popular, hay más turistas indios que occidentales.
Acceso 150 INR, permiso para cámaras y video 150 INR.
Rainbow, junto al hotel. Sopa de cilantro, sopa de tomate,
papadam (pan crujiente un poco picante), surtido variado de
pakora (fritura de verduras) y una cerveza Kingfisher, 770 INR. Muy buenas vistas sobre el lago, buen servicio, en la carta incluye comida india, china, continental y pizzas.



Visitamos unas cuantas tiendas, en busca de souvenirs. La que hay frente al hotel,
Art en soul (Lal Ghat, 32), tiene un material increíble, estatuillas, cajas, pinturas, trabajos en mármol y hueso de camello, fuentes y centros de mesa, todo de buena calidad, aunque hay un escalado de precios para todos los presupuestos. Consciente de lo que tiene los precios son fijos, si quieres algo auténtico y no te importa gastarte unos cientos de euros en algo que costará miles en Europa, esta es tu tienda. A cinco minutos del hotel, levantado sobre un pequeño terraplén, está el
Jagdish Temple, justo cien metros antes de llegar al City Palace. Un templo muy popular, construido por el marajá Jagat Singh en 1651, que contiene una imagen en piedra negra de Visnu como Señor del Universo, y una imagen en cobre de Garuda, en un pequeño santuario frente al templo.


Siguiendo la calle comercial que desde el templo se aleja del lago, se llega a la
Torre del Reloj. Aquí empieza una zona de
mercado, una sucesión de bazares uno tras otro que se extiende hasta el Parque Nehru. No es un mercado para turistas al estilo de Pushkar, aquí solo hay locales haciendo sus compras diarias: frutas, verduras, cacerolas, ropa, calzado de cuero tradicional, saris, joyas, antigüedades, electrónica, libros… las posibilidades de comprar para un occidental son escasas, pero el ambiente es auténtico y animado, no nos cruzamos con ningún turista en las dos horas que estamos allí.


De vuelta bajamos hasta el
Ghat Gangaur, el más espectacular de la ciudad, junto al
Museo Bagore Ki Haveli. Su nombre le viene del festival Gangaur, en el que, tras ser veneradas durante días, unas imágenes de Shiva y Parvati son llevadas en procesión hasta el río. Tras cruzar una puerta de triple arco de piedra, todavía a quince metros de las escalinatas que conducen al lago, la fachada lateral del museo se prolonga hacia la izquierda, creando una preciosa plaza donde no faltan transeúntes, músicos, vacas y turistas. Es un lugar privilegiado, ideal para una buena foto panorámica al atardecer con el sol cayendo, el lago y el palacio de la ciudad vieja.
De vuelta al hotel, que se encuentra a cinco minutos, paramos en Café Edelweiss German Bakery, donde compramos un par de porciones de bizcocho de plátano (200 INR), que comemos en la habitación del hotel junto a algo de fruta, antes de echarnos una siesta.


A la derecha de
Ghat Gangaur hay un par de pequeños templos, y tras ellos un puente peatonal que cruza al otro lado del lago llamado
Daiji Bridge. En la otra orilla también se mezclan hoteles caros instalados en antiguos
havelis, restaurantes exclusivos, tiendas de souvenirs o galerías de arte, con sucios callejones que te devuelven a la dura realidad india. Paramos en el
Ghat Hanuman, un rincón precioso desde donde contemplar Ghat Gangaur, el museo, el City Palace y toda la orilla principal de la ciudad. Recibe este nombre por el templo de
Mahadev Mandir dedicado a Hanuman, el dios mono, que se encuentra en él. Es por tanto un sitio sagrado y hay que descalzarse para entrar en el ghat. Poco más adelante está
Ambrai Ghat, también conocido como Ghat Manji Raj La Ghat. Bastante más grande que el anterior, lo primero que llama la atención es un gran árbol y un pequeño embarcadero, y tras ellos un templo, con un precioso grafiti de Shiva en una de sus paredes. El templo puede rodearse por tres de sus lados ofreciendo vistas del Palacio o de las montañas y la puesta de sol. Caminamos un poco más por las callejuelas que siguen, pero cada vez hay más realidad y menos turismo.


Jagat Niwas Palace Hotel, aquí se encuentra uno de los dos mejores restaurantes de la ciudad según Lonely Planet. Es un hotel de lujo con habitaciones entre 70€ y 220€. Desde la azotea del restaurante hay vistas del lago y el palacio iluminado, parece un buen sitio para ver atardecer. El restaurante de precio desorbitado para los estándares indios, es muy asequible para un europeo, de hecho, cenamos por poco más de 26€.
Dhungar dal shorba,
french onion soup,
cheese mushroom kebab,
tandoori chicken,
tandoori roti,
garlic naan. La comida es buena, aunque sin ser espectacular, pero es un local muy bonito y tranquilo, de trato exquisito. Pago con tarjeta solo a partir de 3.000 INR.

A las diez dejamos el hotel, que nos ha informado que no tiene taxis disponibles esta tarde para llevarnos al aeropuerto (800 INR). Podemos coger Uber, o buscar uno en la calle. A veinte metros se nos ofrece el primero, 600 INR. Dejamos el tema cerrado y vamos a por un cajero automático, pagar ayer por la noche en metálico nos ha dejado escasos de efectivo para pasar el día.
Sajjan Niwas Garden, fue construido en 1887 por el marajá Fateh Singh, para ofrecer un lugar a sus esposas y otras cortesanas donde pasear durante el caluroso verano. Cuarenta hectáreas de jardines y árboles de todo tipo, estanques, biblioteca, parque zoológico, templos y varias oficinas gubernamentales. Se ve a simple vista que ha vivido momentos mejores, pero aun así y todo es un buen lugar para pasear y aislarse del ajetreado tráfico. Gratuito. Rickshaw hasta aquí 150 INR.
Frente a él está el Vintage Car Museum, acceso 300 INR, donde se exhibe una colección de unos 30 coches de época utilizados por la realeza de Udaipur. No nos interesa mucho, la verdad, y cuesto lo mismo que el palacio. Pasamos...

De vuelta paramos en la Torre del Reloj. A 100 mts de allí, subiendo por la calle que lleva al City Palace, está
Lala Mishthan Bandhar, una pastelería recomendada por el hotel para comprar algunos dulces para llevar a casa:
soan papdi, un dulce con pistachos y cardamomo que se parece a nuestro turrón blando, y
kaju barfi, una pasta espesa de leche hervida con azúcar, anacardos y azafrán. Poco más adelante, en un puesto ambulante, compramos cúrcuma para nosotros. Y en una joyería unos pendientes para regalar.

Como despedida comeremos en el otro restaurante de renombre, según Lonely Planet. Al otro lado del lago está
Ambrai, dentro del lujoso hotel
Amet Haveli, del que la totalidad de sus habitaciones tienen vistas al lago. El restaurante está a nivel de agua, con unas vistas espectaculares del Palacio y la puesta de sol. A mediodía no hace falta, pero por la noche recomiendan reservar.
Chicken afgani,
kasoondi machhi,
garlic naan,
cheese naan, cerveza Kingfisher y dos tés verdes. Se aceptan tarjetas para cualquier cantidad. Aquí hay unanimidad en todos los platos, está todo delicioso, las raciones son generosas y el servicio excelente.
Maharana Pratap Airport (UDR) se encuentra a 22 km al este de Udaipur.

En taxi (600 INR) desde el centro tardamos una hora. Es un aeropuerto pequeño, con solo dos puertas de embarque, que sirve vuelos regionales y alguno nacional de larga distancia. Hay poco para entretenerse en él, cuatro cafés, media docena de tiendas, cajero automático, y punto de información turística, pero está lleno de puntos para cargar el móvil.