Jerusalén ha sido fuente de disputas durante tres mil años. Las tres religiones monoteístas más importantes del mundo la consideran "ciudad sagrada". Para los judíos es el lugar donde el Rey Salomón construyo el Primer Templo, en el que se guardaba el Arca de la Alianza, el lugar más sagrado para el judaísmo del que solo queda el Muro de las Lamentaciones. Para los musulmanes es el lugar desde donde Mahoma ascendió a los cielos en su fantástico viaje desde Medina, y el lugar hacia el que dirigían sus oraciones antes de mirar a la Meca. Y para los cristianos es el lugar donde Jesús predicó sus enseñanzas y donde fue crucificado.
Gran parte de la ciudad vieja amurallada
, donde se encuentra casi todo lo que hay que ver, solo es accesible a pie debido a sus calles estrechas y empinadas, un enjambre de callejones donde es difícil orientarse incluso con un mapa. Pero perderse es uno de sus encantos, aunque es difícil perderse mucho debido a su reducido tamaño, apenas hace un kilómetro de punta a punta. A pesar de su famosa división en cuatro barrios:
árabe,
judío,
cristiano y
armenio, es difícil saber cuando se pasa de uno a otro, de hecho algunos símbolos religiosos parecen encontrarse en el barrio equivocado, la Vía Dolorosa por ejemplo transcurre gran parte de ella por el barrio árabe.
Salimos bastante tarde del hotel. Empezamos llenando el estómago en Papa Andrea's. Tras la comida vamos a ver la
Iglesia del Santo Sepulcro, la joya del
barrio cristiano. Es importante destacar que la "iglesia" no es una iglesia en el sentido de un edificio con altar y atrio, si no mas bien un "almacén" donde varias iglesias están representadas y cada una de ellas tiene sus propias capillas y altares. El complejo esta sobre el lugar en que se produjo la crucifixión, entierro y resurrección de Jesucristo, hay un punto que señala donde se clavo la cruz, otro donde le quitaron la ropa, otro donde lo uncieron después de muerto, la piedra con que lo taparon e incluso el lugar donde lo enterraron. Las cinco ultimas estaciones del Vía Crucis se desarrollan aquí. Gran parte de la mitología cristiana en torno a las ultimas horas de Jesucristo se encuentran aquí dentro.
El sepulcro en sí se encuentra sobre una elaborada estructura dentro de una rotonda, rodeado por columnas que sostienen un ornamentado techo en forma de cúpula. Dentro de él se encuentran un fragmento de la roca sobre la que se sentó el ángel cuando las mujeres llegaron al sepulcro vacío, y un
trozo de la roca original del sepulcro nuevo que se hallaba en el huerto de José de Arimatea, cubierto por 43 lámparas de plata. Es la ultima estación de la Vía Crucis, y el único sitio de todo el complejo donde siempre hay cola para entrar.
Plano de planta del complejo.
En sus alrededores se encuentra la Iglesia Luterana de la Redención, la Iglesia de San Juan el Bautista, y
Christian Quarter Road, la principal calle comercial del barrio junto a David Street, especializada sobretodo en artículos religiosos y pañuelos.
Tras una breve visita al hotel nos dirigimos al
Muro de las Lamentaciones, el último vestigio del Segundo Templo, el punto más sagrado del judaísmo. Ya que los judíos tienen prohibido el acceso a la Montaña del Templo, esta es la única parte de la estructura a la que se pueden acercar. El general Tito decidió mantenerlo en pie tras haber destruido el templo para que los judíos no olvidaran su derrota frente a los romanos. La plaza frente al muro esta dividida por una valla, con una amplia zona a la izquierda para los hombres, la mayoría judíos ortodoxos vestidos con sombrero de ala ancha y traje negro, que se balancean hacia delante y hacia atrás durante sus oraciones; y otra notoriamente más pequeña a la derecha para las mujeres. El muro hace las funciones de sinagoga al aire libre con plegarias escritas en trozos de papel que se insertan en los resquicios de las grandes piedras que forman el muro. El acceso es libre para ambos sexos, aunque los hombres deben vestir la
kipá (gorro ritual que cubre parcialmente la cabeza) que se entrega en la entrada. A la izquierda del muro se encuentra el
Arco de Wilson, donde se encuentra el arco original del tiempo de Herodes construido como sostén del puente que unía el Segundo Templo con la parte alta de la ciudad.
Intentamos llegar a la Explanada del Templo y la Cúpula de la Roca. En las inmediaciones del Muro de las Lamentaciones le preguntamos a un militar, de los cientos que se ven por aquí. Nos dice que mejor nos vayamos, que es muy peligroso, que la zona árabe ni tocarla si no queremos riesgos innecesarios. ¿¿¿??? Por supuesto ni caso, seguimos a las nuestras, y tras dar una cuantas vueltas conseguimos dar con la calle Ala Ed-din que nos lleva directamente a una de las puertas de acceso. Dos agentes de seguridad israelíes nos cortan el paso y nos dicen que a esas horas, 19:30, solo pueden pasar los musulmanes. El horario es de 7:30 a 11:00 y de 13:00 a 14:00. Mañana lo intentaremos de nuevo.
Nos hospedamos en el Hebron Hostel, en el lado árabe de la ciudad, una zona segura incluso de noche, como toda la ciudad. El
barrio árabe es un sinfín de callejuelas de apenas tres metros de ancho, atestadas de tenderetes a ambos lados que aun las hacen más estrechas. Gran parte de ellas son en pendiente, en un lado hay escalones y en el otro una empinada rampa por donde pesadas carretillas bajan las mercancías con gran riesgo para la salud de todos. Por todas partes hay parejas de los diferentes cuerpos de seguridad israelíes, fuertemente armados y en muchos casos con el dedo en el gatillo, espero que con el seguro puesto.
La calle
al-Wad es el corazón de este barrio. Comienza en la Puerta de Damasco y las casas de cambio que cobija bajo su arco. Luego llegan los cafés y sus pequeñas terrazas, los vendedores callejeros y ambulantes, las tiendas de frutas y verduras, de dulces, de ropa, de electrodomésticos e incluso zapaterías y periódicos. Es zona de paso para musulmanes que se dirigen a orar a la Mezquita de al-Aqsa, pero también es frecuente ver judíos que van a rezar al Muro de las Lamentaciones.
Nos levantamos a las 8:00 como siempre. Hoy toca visita a la
Explanada del Templo. Volvemos a la puerta de ayer. Resulta que por aquí solo pueden entrar musulmanes las 24h del día, independientemente del horario de acceso al recinto. Por aquí no pasan turistas. Los de seguridad nos informan de que saliendo a mano izquierda hay otra puerta. Esta puerta tampoco admite turistas a ninguna hora. Finalmente nos indican que el único acceso para no musulmanes es a través de un puente de madera que empieza junto a la
Puerta del Estiércol en la esquina sudeste del Muro de las Lamentaciones. Tras pasar unos arcos de detección llegamos a una pasarela elevada que nos lleva a la explanada.
El acceso es gratuito, y desde la pasarela hay unas estupendas vistas del Muro de las Lamentaciones.
Cruzando la
Morocco Gate nos hallamos en el Monte del Templo, el lugar más sagrado del judaísmo. El lugar donde se construyo el Templo de Salomón que debía albergar en su interior el Arca de la Alianza. Este templo fue destruido al igual que el Segundo Templo, reconstruido años después por Herodes. Paradójicamente hoy es un lugar vetado a los judíos, ya que podrían entrar sin querer al Lugar Santísimo del Templo a donde solo puede acceder el sumo sacerdote.
A la explanada no llega ni un solo ruido. Todo es paz y tranquilidad, solo perturbada de tanto en tanto por vítores y trompetas que llegan desde el Muro, parece que hoy es día de celebración. Todo el entorno rezuma una paz perfectamente equilibrada, zonas verdes con altos árboles rodean la extensa explanada. Hay dos niveles, en el bajo esta la mezquita de Al-Aqsa con las antiguas caballerizas al fondo, otra extensa explanada. Arriba, en medio de miles de metros cuadrados de "nada" se encuentra la Cúpula de la Roca. A su lado lo que seguramente es el lugar de las abluciones.
A mano izquierda esta la Mezquita de Umar o
Cúpula de la Roca. Este deslumbrante templo alberga en su interior la piedra sobre la que se cree que Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo, y desde donde Mahoma junto al arcángel Gabriel, subió a los cielos en su viaje de una noche desde la Meca. A la derecha la
Mezquita de Al-Aqsa. El tercer lugar más sagrado del Islam después de la Meca y Medina. Construida sobre las ruinas de parte del Templo de Jerusalén, una parte del muro exterior que rodea la mezquita es hoy el Muro de las Lamentaciones.
En ninguno de las dos mezquitas esta permitido el acceso a no musulmanes.
A las once, las fuerzas israelíes que custodiaban las puertas de acceso, desalojan a los pocos turistas que estamos en el recinto. Los horarios de acceso son muy severos, es por ello que hay que entrar tan pronto como se pueda, y disfrutar hasta el último minuto de uno de los lugares más bonitos del mundo.
Plano de planta de la Explanada del Templo.
Dentro del
barrio árabe encontramos también la
Iglesia de Santa Ana. Es el lugar donde tradicionalmente se cree que vivieron Ana y Joaquín, los padres de la Virgen Maria. Alrededor de la iglesia se encuentran las ruinas de unos baños romanos. Se cree que es la
Piscina de Bethesda, donde según el apóstol San Juan, Jesucristo curó a un hombre que llevaba 38 años inválido, "Levántate, coge tu camilla y vete". (Jn. 5,1-9). Gran parte de la Vía Dolorosa transcurre por él, algunas de sus estaciones más famosas en este barrio son el
Monasterio de la Flagelación, el lugar donde se dice que Jesucristo fue juzgado ante Poncio Pilatos y el
Arco de Ecce Homo, donde Poncio Pilatos presenta a la multitud a Cristo coronado de espinas y dice "He aquí el hombre", en latín "ecce homo".
En Lonely Planet leemos acerca de
Palestine Alternative Tours, una página web desde donde Abu Hassan organiza excursiones por las zonas palestinas: Hebron, Jericó, Belén, el Muro de Seguridad e incluso Nablus. Abu Hassan es un palestino, que según nos contó él mismo, paso seis meses en prisión cuando contaba menos de catorce años por lanzar piedras contra una patrulla israelí. Tras esa terrible experiencia decidió no volver a la cárcel nunca más, y ahora se dedica a hacer activísimo desde el lado pacífico, enseñando a turistas y periodistas el punto de vista palestino del conflicto de Cisjordania.
A las 14:30 estamos en el
Jerusalem Hotel, donde hemos quedado con Abu Hasan. Hay un pequeño retraso y tenemos que esperar una hora a que empiece el "
Political Tour" (105 IS cada uno). Es un recorrido por los alrededores de Jerusalén para conocer cómo afecta el "muro de seguridad" a la vida diaria de los palestinos. Es inaudito contemplar los efectos de la construcción de un muro de nueve metros de altura que en la mayoría de los casos solo separa palestinos de otros palestinos. Dos objetivos apunta nuestro guía mueven a los israelíes a construir este muro. El primero es el control del agua. Los judíos son el 20% de la población y controlan el 82% del agua. El muro está diseñado siguiendo los acuíferos e incluyéndolos en el sector israelí. El segundo objetivo es encerrar a los árabes, hacerles más difícil el día a día, aislarles.
Hay carreteras israelíes por las que no circulan árabes, que comunican ciudades judías partiendo pueblos árabes a su camino, y dejando ambos lados del pueblo incomunicados para siempre jamás. Durante el recorrido hemos entrado en una colonia judía de casas pareadas, donde al fondo se ve la zona árabe tras el muro, deteriorada y vieja. La diferencia es abismal, primer y tercer mundo. El asentamiento árabe junto a esta colonia judía comenzó siendo un campo de refugiados para 35 familias y ahora viven en él 35.000 personas en unas condiciones deplorables. Vemos pueblos cuyo acceso principal ha sido sellado con rocas y escombros, en algunos aún se conserva el "Welcome to...".
Vemos el famoso cehckpoint de Qalanda que parece un peaje de autopista o un paso fronterizo, y no el intimidatorio control militar que realmente es. Vemos las geometrías irregulares del muro que hacen que árabes influyentes queden a un lado u otro de la valla, y así poder quedar en la zona israelí donde todo son comodidades. Vemos casas destruidas con la excusa de no tener permiso o encontrarse en zona ilegal. Vemos muchos puestos de control, dicen que hay más de 500 en toda Cisjordania. Es un auténtico estado policial en el que el turista tiene más derechos que el árabe en su propio país.
De vuelta a Jerusalén cogemos el bus (5,5 IS) número 18 a la estación central de
Egged para comprar el billete a Eilat del domingo (65 IS cada uno). Desde el atardecer de mañana viernes hasta el anochecer del sábado todo negocio judío permanecerá cerrado por la fiesta del sabbath. Así que es casi nuestra última oportunidad de comprar los billetes. Jerusalén Oeste no se parece en nada a la ciudad vieja, es una urbe mediterránea como cualquier otra, casi no se ven árabes y prácticamente no hay judíos ortodoxos. A la vuelta cogemos el bus 20, que nos deja en Jaffa Gate.
Paseando en busca del barrio armenio nos encontramos con el
Cardo en el
barrio judío, la reconstrucción de una antigua calle romana bordeada de columnas, ahora cubierta, llena de banderas israelíes, y convertida en unas lujosas galerías comerciales. Cuando los jordanos entraron en el barrio judío en 1948 lo arrasaron casi por completo. Al recuperarlo en 1967 los judíos tuvieron que reconstruirlo de nuevo. Lo que se ve hoy es un barrio inmaculado, arbolado (el único barrio de la ciudad vieja con árboles en las calles) y que ofrece todo tipo de servicios: cajeros automáticos, fuentes, lavabos públicos... Las calles son amplias y descubiertas, disponen de alumbrado público, y solo se ven judíos o turistas. Nada de árabes. Se respira sosiego, no el ambiente pesado y ajetreado de las calles estrechas de las zonas árabe y cristiana. Un primer mundo floreciente con todo tipo de comodidades y servicios, de los que no parecen disponer el resto de barrios.
Hurva Square es el centro del barrio judío. Cafés, tiendas de souvenirs y restaurantes donde comer al aire libre. Al oeste de la plaza se encuentran las ruinas de la Sinagoga Huvra, de la que solo queda un arco que para colmo fue retirado el año pasado para su reconstrucción, así que no vimos nada. La Basílica de Santa Maria, una iglesia y hospicio del siglo XII de los Caballeros germanos de San Juan, son otras ruinas cercanas.
Alrededor de la muralla también hay puntos de interes. Desde el barrio judío, saliendo por la Puerta del Estiércol se llega a la Iglesia de
San Pedro Gallicantu, erigida en el lugar donde estaba la casa de Caifás, donde Jesús fue juzgado, y donde Pedro lo negó tres veces. Otras visitas en los alrededores son la Tumba del Rey David, la Tumba de
Schindler's (el de la película de Spielberg) y el
Garden Tomb, junto a la Puerta de Damasco, donde los protestantes creen que se encontraba el jardín de José de Arimatea, y por lo tanto un posible lugar de la resurrección de Jesús.
Ya se nos ha hecho casi la una. Cogemos un taxi hasta la Puerta del León, a pocos metros del inicio de la
Vía Dolorosa, el camino recorrido por Jesucristo desde el momento en que fue detenido hasta su crucifixión. La procesión que venimos a ver empieza una hora más tarde de lo que pensábamos. Durante esa hora, visitamos la Iglesia de
Santa Ana o
Bethesda (7/5 IS adulto/estudiante), lugar en el que según la tradición cristiana nació la Virgen María.
La procesión la realizan los padres franciscanos cada viernes a las 15:00 siguiendo todas las estaciones del
Vía Crucis. Comienza en la madraza al-Omariya, antiguo cuartel de la guarnición romana en Jerusalén donde Jesús fue juzgado, y acaba en la Iglesia del Santo Sepulcro. Cada estación está debidamente marcada y en su lugar se han construido capillas o iglesias donde meditar u orar. Tardamos 75 minutos en recorrer los escasos 500 metros de ruta. Hay entre doscientas y trescientas personas siguiendo el evento, y en algunos momentos se hace difícil no perder de vista a los padres franciscanos. Se detienen en cada estación, leen un pasaje del evangelio en tres idiomas (latín, inglés y castellano) y se reza una oración o un canto. En total son unos seis monjes, más uno de seguridad que va vestido estilo turco ortodoxo, además de la omnipresente seguridad israelí. Todo va bien, a un ritmo relativamente rápido, que no se nos hace nada pesado. La procesión termina con una corta misa en el interior de la iglesia del Santo Sepulcro donde se encuentran las últimas cinco estaciones.
Saliendo por la Puerta de los Leones y bajando la carretera a mano derecha nos encontramos con el
Monte de los Olivos, donde Jesús oraba con frecuencia y donde se encontraba la noche que fue arrestado. El Libro de Zacarías lo identifica como el lugar desde el que Dios comenzará a redimir a los muertos al final de los tiempos, razón por la cual los judíos de la ciudad llevan siglos excavando sus tumbas allí. Las laderas se encuentran llenas. En algunas guías advierten sobre lo peligroso de la zona y lo poco seguro que es llegar hasta el barrio árabe que hay en la cima. Nosotros no tuvimos ningún problema, disfrutamos durante la subida de unas fantásticas vistas de la ciudad vieja, y durante el descenso de la puesta de sol.
La ascensión comienza en el
Jardín de Getsemaní, donde Jesús rezó la última noche antes de ser crucificado. Hay fantásticas vistas de la ciudad vieja. Aquí se encuentra la
Iglesia de las Naciones, que conserva una sección de la base rocosa identificada como el lugar en el cual Jesús orara solo en el huerto la noche de su detención, la Tumba de la Virgen Maria o la
Iglesia Ruso-Ortodoxa de Sta. Maria Magdalena, en honor a la primera persona que vio a Jesús tras su resurrección.
En el
barrio armenio, el más pequeño y tranquilo de todos, se encuentran la
Ciudadela un imponente castillo dentro de las murallas tras la Puerta de Jaffa, y la
Catedral de San Jaime.
Hebron Hostel. 120 IS. hab. doble con baño completo, ventilador y sin ventanas. Limpio, ofrece toallas y papel higiénico. Desayuno entre 10 y 30 IS. Durante el día la habitación es un auténtico horno. Delante de ella, en el patio, hay una mesa y cuatro sillas donde escribir el diario o picar algo mientras se toma la fresca por la noche.
Rest. Papa Andrea's. A pocos pasos de la iglesia del Santo Sepulcro. Desde su terraza se ven los cuatro barrios. La comida es de calidad mediana. Pollo con patatas, Jerusalem plate, naranjada y cerveza. 120 IS.
Junto a Damascus Gate hay parada de taxis
y una estación de autobús
a dos manzanas.
Comidas
Musulmanes y judíos siguen una serie de normas para considerar la comida apta para su consumo. La comida
kosher, seguida por los judíos, permite el consumo de aquellos animales que provengan de rumiantes con pezuñas hendidas (nada de cerdo o conejo), pescados con escamas y aletas (marisco no), aves que no sean carroñeras o de rapiña, langosta y saltamontes, pero ningún otro insecto con alas, ni roedores, reptiles, anfibios (nada de ancas de rana) o insectos terrestres. Además para que la comida pueda ser considerada
kosher, los animales han de ser sacrificados y limpiados según prácticas religiosas judías, y quitarles todo rastro de sangre antes de cocerse.
Otras complicaciones giran alrededor del hecho de que nunca se pueden comer productos cárnicos y lácteos en la misma comida. Para saber más:
Guía de Kashrut. La comida
halal, seguida por los musulmanes, no permite el consumo de cerdo y derivados, animales sacrificados invocando el nombre de otro Dios, sangre derramada, alcohol e intoxicantes, o cualquier alimento intoxicado por alguno de los anteriores. Mas información en
Instituto Halal.
A pesar de todo lo anterior, comer en Jerusalén es más fácil de lo que parece, los platos principales suelen ser de pollo o cordero, tal vez ternera, pero nunca cerdo; no hay problema para encontrar cerveza fresca fuera del barrio árabe y los dulces son una delicia en cualquier parte de la ciudad.
Precios |
|
Agua 1.5 lt |
3 IS |
|
1 hora Internet |
8 IS |
|
Zumo natural naranja + zanahoria |
10 IS |
|
Billete bus urbano |
5,5 IS |
|
Billete a Eilat |
65 IS |
|
Taxi |
20 40 IS |
|
Helado 3 bolas |
9 IS |
|
Té |
5 IS |
|
Croissant o similar |
3 4 IS |
|
Helado hielo / magnum |
1 IS / 5 IS |