PERÚ

Ha llegado el momento de visitar la mayor atracción del país, Machu Picchu. Algunos paquetes turísticos solo incluyen en su visita a Perú, estas ruinas junto con Cuzco y Lima, en un rápido recorrido aéreo por encima de los andes. Que nadie se enfade, pero a mí me parece muy sobre valorado, estas ruinas se pueden comparar con Jerash, Ephesus o Palmira, y están años luz de Angkor, sobre todo si tenemos en cuenta la relación calidad precio. El acceso a la ciudadela cuesta 70$ (incluyendo la ascensión a Huayna Picchu), 75$ por trayecto de tren entre Cuzco y Aguas Calientes (gracias a un corrupto monopolio que apenas deja dinero en el país) y 12$ por trayecto en bus desde Aguas Calientes hasta las ruinas; en total alrededor de 250$ por persona. Una familia con dos hijos gastará 1.000$ en visitar Machu Picchu, sin contar alojamiento y comidas. Un auténtico abuso. No me arrepiento de haber ido, y es una visita que recomiendo, pero no nos engañemos, solo son otras ruinas arqueológicas.

Hoy haremos el recorrido hasta Aguas Calientes, donde pasaremos la noche, mañana visitaremos las ruinas y volveremos a Cuzco el mismo día. Nos llaman a primera hora de la agencia Wayna Mundo, el vehículo que habíamos contratado a Santa Maria no va a salir. La huelga de cocaleros ha subido de tono, los cortes afectan a tres tramos de carretera y parece ser que ha habido algunos disturbios. El plan era ir hasta Santa Maria en colectivo desde Cuzco, desde allí en uno o dos transportes hasta Santa Elena y la Hidroeléctrica, donde hay que empezar a caminar siguiendo la vía del tren durante un par o tres de horas. Empieza el plan B, cogemos un taxi que nos lleva a la parada desde donde salen los colectivos a Quiyabmaba, pero no queda nadie, lo normal es es que estos transportes empiecen a salir a las 6h, una vez se van llenando, pero son ya las 7h30, allí no queda nadie. Si hoy no dormimos en Aguas Calientes, mañana no visitaremos Machu Picchu, y perderemos 120€ cada uno por las reservas hechas de tren y acceso a las ruinas.

Vamos al plan C, le pedimos al taxista que nos lleve hasta Ollantaytambo, por donde pasa el tren que lleva a Aguas Calientes. La broma son 200 soles, unos 50 euros. Llegamos a las 9h, mientras yo pago al conductor, Rosa sale corriendo a comprar los billetes. Sale un Incarail a las 10h pero no nos damos cuenta y vamos a las taquillas de Perurail. El de las 10h es muy caro, 130$, así que cogemos el siguiente que sale por precio base de 70$. Es un tren con techo panorámico super cómodo y con un catering de precios astronómicos. Lleva botellas de oxígeno para quien tenga problemas con el mal de altura, supongo que pensando en el viaje de vuelta a Cuzco porque Aguas Calientes está por debajo de 3.000 mts.

A las 13:30, tras una 1h30 de trayecto, llegamos a Aguas Calientes, también llamado Machu Picchu pueblo, un pequeño pueblo situado a una altitud de 2040 mts, solo accesible por vía férrea. Está rodeado de montañas, acantilados, ríos y un denso bosque, y en todo el pueblo no está permitido transporte urbano ni privado, todo él es peatonal. Pero ninguno de estos no son sus atractivos, de hecho el pueblo en si no tiene ninguno, son los 9 km que lo separan del Santuario Histórico de Machu Picchu los que atraen miles de turistas todos los días. Y es que si no quieres pegarte un madrugón viniendo desde Cusco o Ollantaytambo, Aguas Calientes ofrece la ventaja significativa de poder coger los primeros autobuses que suben hasta las ruinas a las 05:30 y estar en las puertas de Machu Picchu a la hora de apertura.

Nada más salir de la estación está el  mercado de souvenirs y artesanías, el más grande que hemos visto hasta ahora en Perú. Al salir de él las calles son una sucesión de restaurantes, hoteles, supermercados, y tiendas de souvenirs, todos ellos a precios desorbitados. Es un pueblo dedicado 100% al turismo, la oferta de hospedaje y restauración es inagotable, y los precios triplican los de cualquier otra parte del país (agua Cielo botella de 1 litro, 5 soles en supermercado, 12 soles en la estación), pero sin duda es la mejor opción para pasar la noche antes de subir a Machu Picchu.

Hotel Mama Simona. Muy cerca de la estación. Habitación con litera y baño privado. Desayuno incluido desde las 4h, por lo que permite desayunar antes de subir a Machu Picchu, tostadas, croissants, mantequilla y mermelada, zumos, te, café, pagando extra huevos fritos, bacón y más. La atención al cliente es en todo momento excelente. Tiene una cómoda sala de estar en la entrada donde hay infusiones gratis todo el día, TV y juegos de mesa. Frente al hotel hay una lavandería con servicio de lavado y secado en 3h, 6 sol/kg.

Las aguas termales municipales (acceso 20 soles), a 800 mts del centro del pueblo, provienen de un manantial natural de origen volcánico que probablemente ya se usaba en la época de los incas. A través de unos canales subterráneos el agua es dirigida a unas piscinas, donde el agua está de un color turbio debido a la alta acumulación de minerales, y con una temperatura que oscila entre los 34º y 37º, más una con agua fría a 14º. Dicen que tienen efectivos curativos, que son buenas para la piel, los huesos y articulaciones, la verdad no lo sé, pero sí que son muy relajantes. Seguramente por eso está a reventar. Dispone de cambiadores, lavabos y un pequeño restaurante.
Cenamos en uno de los muchos restaurantes de la avenida Pachacutec, la misma que lleva a los baños termales. Causa limeña, ají de gallina y dos cervezas personales, 48 soles.

La mayoría de los turistas acuden a Cusco con la idea de visitar el Santuario Histórico de Machu Picchu, pero en contra de lo que pueden pensar algunos no es una excursión de un día. La distancia es corta, pero el camino es muy largo. Primero hay que llegar a Aguas Calientes, a 110 km al noroeste de la ciudad de Cuzco, una población a donde no llegan las carreteras, y donde solo se puede llegar en unos trenes que cuestan 70$ el billete más barato, y que toman unas 4h en completar la distancia. Después hay que tomar un autobús (12$) que en unos 30 minutos recorre los 9 km de carretera zigzagueante hasta la ciudadela. Una vez allí hay dos turnos de visita: de 6h a 12h y de 12h a 17h30. Es por ello que la mayoría duermen la noche anterior en Aguas Calientes.

La ciudadela de Machu Picchu es un antiguo poblado inca construido a mediados del siglo XV a unos 2430 mts de altitud en el cañón del Urubamba, la cordillera central de los andes peruanos. Aparentemente fue una residencia de descanso de Pachacuteq y un centro de culto religioso. El paisaje que lo rodea está configurado por una serie de cerros de gran pendiente, con laderas casi verticales, quebradas profundas y muy estrechas, así como nevados de más de seis mil metros de altitud. Destaca el nevado de Salkantay (6271 mts), considerado como uno de los cerros sagrados de los incas. Debido a su gran riqueza natural es una Área Natural Protegida por el Estado, que busca conservar los ecosistemas naturales e intervenidos, así como especies de su flora y fauna nativas.

En 1902 el peruano Agustín Lizarraga llegó por primera vez a Machu Picchu, aunque no fue hasta nueve años después en 1911, cuando Hiram Bingham se encargó de que el mundo conociera la ciudadela inca. Desde 1983 el Santuario Histórico de Machu Picchu forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y en 2007, fue elegido como una de las siete maravillas del mundo moderno.

Se divide en tres sectores: uno es el sector agrícola, compuesto por terrazas destinadas al cultivo y graneros, el segundo y principal es la ciudadela, y el tercero es el Huayna Picchu, la montaña que aparece al fondo en las fotografías panorámicas más famosas. La zona agrícola son terrazas de cultivo construidas en la ladera de la montaña con muros de piedra y rellenas de diferentes capas de material, que facilitan la evacuación del agua en esta zona tan lluviosa. De hecho, estuvieron utilizándose hasta principios del siglo XX.

La ciudadela, con un tamaño aproximado de 500 mts de largo por 200 de ancho, está separada de la zona agrícola por un muro de 400 mts de largo. Entre plazas y calles alberga palacios, templos, algunas viviendas y almacenes, pero sobre todo edificios con clara función ceremonial religiosa, en muy buen estado de conservación, de hecho solo les faltan los techos. Los edificios están construidos con muros de piedra pulidos en forma rectangular, unidas entre sí sin amalgamas, con puertas y ventanas trapezoidales como protección anti sísmica. Se distingue la parte noble del resto por la calidad de los bloques de piedra que forman las construcciones. Algunas de las edificaciones más notables son el Templo del Sol, Templo del Cóndor, la vivienda de Pachacuteq, la sala de los espejos, el observatorio astronómico y el Templo de las Tres Ventanas.

De las 2.500 personas que entran en las ruinas cada día, solo 400 tienen acceso a Huayna Picchu divididas en dos grupos a las 07:00 y a las 10:00. El camino hacia la cumbre supera un desnivel de 300 mts por un sendero muy empinado y estrecho rodeado de densa vegetación, que incluye varios tramos con peldaños, escalinatas talladas en roca y cables. Hay que tener un mínimo de forma física, ya que solo se dispone de dos horas para estar de vuelta en las puertas de acceso al camino. Nosotros tardamos 1h en subir y unos 45 minutos en bajar. En la cima hay terrazas de cultivo que desafían el abismo y restos de un templo, pero lo mejor son las vistas de Machu Picchu y el cañón del río Urubamba.

Si has visitado Huayna Picchu, puedes salir de las ruinas y volver a entrar, siempre y cuando sea antes de las 12h. Comemos algo y buscamos un guía. Los precios empiezan en 200 soles un guía privado, y entre 20 y 30 soles si vas en grupo. Gladys, una guía excepcional con la que recorremos las ruinas durante 2h30, nos lo deja por 100 soles. Después de todo lo que llevas gastado, un guía es la mejor inversión posible, porque sin guía unas ruinas arqueológicas no son más que piedras rotas, un buen guía les da vida, les da una historia y un punto de interés.

Acabamos la visita a las 13h, hemos estado dentro 6h30 caminando a un ritmo relajado, parando para comer y visitando sin prisas. De vuelta al pueblo bajamos caminando para ahorrarnos 12$ cada uno en el bus. Se tarda aproximadamente 1h20 hasta la estación, 40 minutos montaña abajo por escaleras de piedra, otros 20 minutos recorriendo un kilómetro de distancia hasta la parada de los autobuses, y otros 15 minutos dentro del pueblo hasta la estación.

Cogemos el tren de las 15h20. En el camino de regreso el tren solo para en Oyantaitambo y el destino final Poroy, a donde llegamos alrededor de las 19h. Desde allí un taxi al centro de Cuzco cuesta 30 soles. Hotel Suecia I, 120 soles, habitación 20, es más grande que la anterior, cama tamaño king size y lavabo muy amplio.

Aunque en taquilla se pueden comprar los boletos de entrada a las ruinas, limitados a 2.500 personas diarias, no venden los de las rutas a las montañas de Huayna Picchu y Machu Picchu, que solo se pueden comprar en internet y que están limitados a 400 personas diarias distribuidas en dos turnos. Es por todo ello que lo más recomendable es comprar con antelación.

Luego está el tema de cómo llegar. Desde Cuzco hay dos opciones para llegar hasta Aguas Calientes, el pueblo más cercano, la cara y la barata. La barata es ir en colectivo hasta Santa María (3h30, 25 soles), allí coger otro vehículo hasta Santa Teresa y desde allí hasta la Hidroeléctrica (2h, 15 soles), aquí hay que seguir las vías durante 8 km (2h)un par de horas hasta el centro de Aguas Calientes. La cara, más habitual y más rápida, es con los trenes de Perurail e Incarail, ambas compañías tienen cuatro trenes en cada sentido cada día y los precios empiezan en 70$. De hecho existe una tercera opción, un par de trenes diarios solo para nacionales o residentes, donde por el módico precio de 10 soles puedes viajar como sardina en lata, pero como he dicho es solo para peruanos.

Una vez en Aguas Calientes hay que llegar a la ciudadela de Machu Picchu. Una vez más está la versión barata y la cara. La barata es subir andando (1h30 – 2h) y bajar andando (1h), no hay que ser un atleta consagrado, gran parte del camino son escalones, pero el desnivel es de casi 400 mts, y eso requiere un mínimo de forma física. La opción cara es coger el autobús, salen a partir de las 5h30 cada 15 minutos, tardan unos 25 minutos en subir, cuestan 12$ por trayecto y pueden comprarse en el pueblo. Nosotros hicimos un combinado, subir en bus y bajar andando. Llegando a las 05:35 la cola para el bus fue de 35 minutos.