Vuelta a
Turquía más de 20 años de pues, para realizar un viaje más allá de Estambul. Parte del itinerario se repite (Kuşadası, Pamukkale y Capadoccia), así que había que buscar alicientes, y estos fueron
Konya, donde Mevlana Rumi inicia el sufismo; el
Monte Nemru, sepulcro del rey Antioquio de Comagene y sus famosas estatuas; y
Sanliurfa, lugar de nacimiento del profeta Abraham. Es un viaje de quince días de duración, que no incluye Estambul.
Turquía es un destino barato y cercano apto para todos los públicos, desde el más aventurero al más recatado de los turistas, es lo suficientemente grande y variado como para atraer a cualquiera. Desde Barcelona vuela
Pegasus, una compañía
low cost turca, que además ofrece la ventaja de disponer de una amplia variedad de destinos internos y conexiones entre ellos.
Empezamos en
Sanliurfa, en la parte oriental de la península de Anatolia, cerca de la frontera con Siria, en la zona asiática, lejos de la influencia europea, con paisajes, gentes y costumbres más próximas a Oriente Medio o Persia que a Grecia. El turismo es prácticamente inexistente, lo mismo que la industria hotelera, poca gente habla inglés, las mujeres visten de forma tradicional, en los mercados y bazares no hay imanes para la nevera...
Goreme y la
Capadocia es otro cantar, este es uno de los puntos más turísticos del país, hoteles, restaurantes y agencias de viajes lo han preparado todo para que el turista lo tenga todo a su disposición, encontrar algo autentico y no contaminado es imposible. Eso no significa que no merezca la pena, es espectacular y está justificado cada uno de los turistas que van allí.
Konya a pesar de su importancia histórica y del espectacular mausoleo de Mevlana Rumi, pocas rutas turísticas la incluyen en su recorrido. Es una isla de tranquilidad en medio de la vorágine turística de la parte occidental del país, con una animada vida cultural. Acabamos en
Kuşadası, en la costa mediterránea, una parada clásica de cruceristas, atraídos por sus playas y las fastuosas ruinas romanas de Ephesos. Desde aquí, a tres horas por carretera, se pueden visitar las piscinas travertinas de
Pamukkale, aunque nosotros decidimos pasar allí. un par de noches y disfrutar del diminuto pueblo que se encuentra a sus pies y su escaso turismo.
En total es un recorrido de unos 1.500 km, que en caso de hacerse en transporte público deberás cubrir en autobús, ya que el tren no se adapta demasiado bien a este recorrido y requiere de desplazamientos más largos. El servicio de autobuses en Turquía es de los mejores del mundo, comparable a Argentina o Chile, autobuses modernos, asientos reclinables 180º, servicio de catering a bordo, pantalla individual con películas y juegos, dos conductores, estaciones con todas las comodidades... pero suele ser lento, pues realiza muchas paradas, las oficiales y las no programadas (cualquiera que levante el brazo en una carretera).
La comida es buena y variada, ya que recibe influencias de toda la región. Nosotros somos muy fans del ayran, yogurt con agua y sal, una opción en los restaurantes en los que no hay cerveza, o sea, todos los que no sean turísticos No hay que olvidarse de los kebabs, el manti (pasta rellena), falafel, sopas y humus de diferentes tipos, y de los postres super dulces solo aptos para maratonianos. Alojamiento hay para todos los gustos y presupuestos, por 30 € la noche no es difícil encontrar una habitación doble con baño privado y desayuno, en un hotel céntrico.