La
península de Yucatán lo tiene todo para atraer al turismo, playas preciosas de fina arena, ruinas milenarias y clima cálido todo el año.
Está dividida en tres provincias.
Quintana Roo, donde el caribe mejicano cuenta con 850 km de playas paradisíacas, palmeras en la arena y aguas de color turquesa, que esconden el segundo arrecife de coral más grande del planeta, y algunos de los mejores puntos del mundo para practicar submarinismo. La pega para el viajero independiente es que la mayoría de estas playas están invadidas por grandes hoteles
resort que son el paraíso del todo incluido, pequeñas ciudades que incluyen accesos exclusivos a las playas, bares, restaurantes temáticos, spas, casinos... todo montado para que no haga falta salir de ellos para disfrutar de las vacaciones, tanto te dará haber volado a México que a Vietnam.
Yucatán ocupa el lado occidental de la península, destacan las ciudades coloniales, y los pueblos que mezclan el arte maya y el colonial español. Además aquí se encuentran las ruinas mayas más importantes, y los mejores cenotes. Y por último, al sur, queda
Campeche, la más alejada del aeropuerto de Cancún y sin duda la provincia menos visitada. Playas y ruinas no son tan espectaculares, pero la vida es más tranquila, y hay un montón de pueblecitos y carreteras secundarias donde perderse. Su joya es la
Reserva de la Biosfera de Calakmul, la más grande de México, que alberga unas ruinas mayas distribuidas en 6.000 estructuras a lo largo de 70 km
2, rodeadas exclusivamente de selva.
A excepción de Rivera Maya, la franja de costa que va desde Cancún hasta Punta Allen, donde los precios triplican al resto de la península, los
costes no son elevados. Los accesos a las ruinas arqueológicas, de una gran calidad artística y difícil mantenimiento, rondan los 10€, aunque hay muchas que ver y al final puede sumar una cantidad importante; acceso a los cenotes con la posibilidad de baño, entre 5€ y 10€; una habitación doble, limpia, con baño completo,
wifi y tv, entre 20€ y 35€; y la comida desde 2€-3€ en una lonchería o puesto ambulante, hasta los 15€ de un restaurante turístico.
En las casas de
cambio aceptan indistintamente euros o dólares. En las grandes ciudades abundan los cajeros, aunque en todos cobran comisión. Según nuestra experiencia las comisiones son fijas, las más baratas Bancomer 30 MXN y HSBC 33 MXN, el resto a partir de 44 MXN. Las tarjetas se pueden usar en muchos hoteles y restaurantes aunque algunos añaden una comisión.
En cuanto al transporte, hay autobuses que conectan las principales ciudades, pero los accesos a playas, ruinas, cenotes u otros puntos de interés son precarios cuando no inexistentes. La mejor opción, si no vamos a alojarnos en un resort todo incluido, es alquilar un coche. El coste ronda los 100€ semanales, las carreteras están en buen estado y no hay mucho tráfico, además los mejicanos nos parecieron unos conductores prudentes. Los hoteles los fuimos reservando sobre la marcha, consultando la noche anterior en Booking cuáles de ellos tenían parquing, y nunca tuvimos ningún problema.