La caída del Telón de Acero en 1.989 significó el principio del fin de Checoslovaquia, que cuatro años más tarde se separaría en Chequia y Eslovaquia. Eslovaquia, casi treinta años después, permanece ajena al turismo de masas, solo algunos turistas en viajes relámpago desde Viena, se acercan a visitar su sugerente capital, Bratislava, pasando por alto un país que atesora en un espacio relativamente pequeño, es diez veces más pequeño que España, una perfecta combinación de amplio patrimonio histórico con un abundante entorno natural.
En Eslovaquia hay alrededor de 400 palacios y 200
castillos, y aunque muchos de ellos están en ruinas, suelen disponer de buen acceso hasta ellos y están ubicados y rodeados de bellos entornos naturales. Alrededor de 50
iglesias de madera construidas entre los siglos XVI y XVIII, algunas de ellas construidas bajo el artículo de la ley emitida por el emperador Leopoldo I en 1.861 que, entre otras restricciones, les obligaba a construirlas enteramente en madera sin usar un solo clavo.
Como en muchos países del Centro de Europa existe una cultura balnearia, aguas termales que emanan del subsuelo con numerosas propiedades minerales para el tratamiento y alivio de algunas dolencias. Los balnearios venden diferentes paquetes, simple relax en termas y spas; terapias exclusivas y novedosas, tratamientos fisioterapéuticos y masajes, y muchos de ellos disponen de hoteles con todos los servicios. No es un evento tan popular y social como en Islandia, pero es una opción.
Para los amantes de la naturaleza el atractivo más importante del país son los Altos Tatras, una cadena montañosa de carácter alpino con picos por encima de los 2.500 mts, ideales para caminar en cualquiera de sus nueve parques naturales, extensos bosques, picos nevados, más de 100 lagos de montaña de origen glaciar, varias cascadas, y animales salvajes. La mejor época es de junio a septiembre, ya que, debido a las bajas temperaturas, en invierno algunas zonas permanecen cerradas. Entonces es el momento de aprovechar sus magníficos centros de esquí, donde se pueden practicar todas las modalidades: en pista, de fondo, alpino y salto de trampolín. Al sur del país, hay una gran zona kárstica donde se concentran más de 7.000 cuevas. Hay 17 grutas visitables, pero permanece cerradas en invierno.
La gastronomía eslovaca está condicionada por las características climáticas de la región, con un largo invierno donde reino un frío severo. Esto ha dado lugar a platos pesados y contundentes donde abunda la patata, carne de cerdo, harinas, repollo y lácteos. Esto unido a unas raciones enormes, facilita que la mayoría de las comidas, sobre todo cenas, acaben con alguno de sus numerosos licores.
¿Cuándo ir? Según nuestra experiencia ir en invierno es aconsejable solo si vas practicar deportes de invierno, o si eres un auténtico entusiasta de la nieve, y no te importa que la mayoría de atractivos turísticos, como castillos, iglesias de madera, rutas de senderismo o acceso a cuevas, estén cerrados. La ventaja es que estarás solo y los precios son mucho más baratos.