Borobudur es, visto desde arriba, un enorme mandala que representa la cosmología budista y la naturaleza de la mente. La base es un cuadrado de 118 mts por lado, sobre la que se elevan nueve plataformas, las seis inferiores cuadradas y las restantes circulares. En las plataformas superiores setenta y dos pequeñas estupas rodean una central más grande. Cada una de estas estupas en forma de campana y decoradas con decenas de agujeros dejan ver en su interior un Buda con las piernas cruzadas en posición de flor de loto. En total hay más de quinientas estatuas de Buda distribuidas por todo el complejo.
Además hay mas de 2.600 relieves que ocupan una superficie total de 2.500 m² contando la historia de Sudhana y Manohara, fábulas cortas con moraleja que explican una de las etapas del Buda histórico en su proceso por alcanzar la iluminación.
En definitiva, es un lugar de visita obligada tan impresionante como visitar algunos de los templos más grandes de Angkor Wat.
Desde el área de Prawirotaman, en Jogyakarta, cogemos un
becak, por 20.000 IDR, que nos deja en un cruce por donde pasa el autobús hacia Borobudur. El conductor del
becak lo detiene alzando la mano. 20.000 IDR cada uno 1h30 de viaje. En Borobudur, tras sortear a una decena de conductores de
becak, se tarda diez minutos andando hasta el templo.
Para la vuelta a Jogyakarta hay autobuses cada media hora. Una vez en la ciudad cogemos un bus local hasta la zona del hotel por 3.000 IDR cada uno.
La
entrada cuesta 188.000 IDR (20$) cada uno e incluye té o café y un botellín de agua fresca. Desde la taquilla hay que andar diez minutos más hasta las escaleras del templo. Tanto la entrada como la salida son una trampa de chiringuitos, tiendas de ropa y recuerdos. También hay pequeños
warungs donde comer alguna cosa y beber una cerveza antes de volver a Jogyakarta.