Eslovaquia

Por alguna razón desconocida el autobús de Flixbus de las 21:50 que une los aeropuertos de Viena y Bratislava no existe. El conductor nos dice que ese autobús va al centro, que del otro no sabe nada. Lo dejamos salir, con la esperanza de que aparezca más tarde, pero no es así. Finalmente cogemos uno a la Estación Central de Bratislava (10€) que sale a las 22:10 y tarda 45 minutos. Desde allí un taxi (37€) hasta el aeropuerto, 10 minutos más. Durante el trayecto avisamos a Global Car de que llegaremos media hora tarde. En el Aeropuerto de Bratislava la zona de coches de alquiler se encuentra entrando a mano izquierda, al fondo. El coche es un Skoda Rapid con cuatro puertas y enorme maletero, es amplio y se conduce bastante bien. Lleva ruedas de invierno, que en Eslovaquia son obligatorias desde el 15 de noviembre hasta el 31 de marzo.

Como ya sabíamos que en el mejor de los casos no dispondríamos del coche hasta las once de la noche, reservamos a través de Booking un hotel cerca del aeropuerto. Aviator, 56€ + 10€ desayuno. Excelente relación calidad precio. Habitación doble con baño privado, armario, escritorio, dos mesitas de noche, toallas y jabón. Dispone de parking y wifi. Personal muy amable. Desayuno buffet libre muy completo acompañado de tres huevos con jamón y mini ensalada. A sólo cinco minutos del aeropuerto.

Hoy iniciamos nuestra ruta hacia el norte, parando a visitar tres de los castillos más importantes del país, todos ellos de fácil acceso desde carreteras principales. Castillo de Čachtice, acceso gratuito. Construido en la primera mitad del siglo XIII y ampliado durante el siglo XV, este castillo formó parte de las defensas anti-turcas del reino húngaro a finales de la Edad Media. A principios del siglo XVII vivió su inquilina más famosa, la condesa Erzsébet Báthory, una especie de Drácula eslovaca, acusada de matar y torturar a más de seiscientas jóvenes para extraerlas la sangre, y usarla en rituales de magia negra. En 1708, el castillo fue capturado, saqueado e incendiado por los rebeldes anti-realistas. Abandonado desde entonces, se encuentra actualmente en ruinas, queda poco de la muralla exterior, las torres están caídas, y pocas almenas quedan en pie. A pesar de todo es una visita bastante interesante.

Las ruinas quedan en una colina tras el pueblo de Čachtice. Se sube por una carretera de un solo carril durante un kilómetro aproximadamente, y después hay que caminar 1.200 metros colina arriba. Es un agradable paseo apto para todo el mundo.

A unos 20 minutos en coche, levantándose sobre una empinada roca 50 mts sobre el pueblo, se encuentra el Castillo de Beckov. Construido a principios del siglo XIII, fue propiedad de varias familias nobles que habitaron en él hasta 1.646, cuando pasó a usarse como prisión, hasta que un incendio destruyó el interior y los techos en 1.729. A finales del siglo XX se restauró tras 250 años de abandono. Una visita a su interior permite apreciar restos renacentistas y góticos, pozos y tanques de agua de piedra, o la escalera de la capilla. Está cerrado por ser temporada baja, pero las vistas del pueblo y los Cárpatos desde lo alto de la colina son fantásticas.

La tercera fortaleza del día parece sacada de un cuento de hadas. El Castillo de Bojnice, fue construido sobre las ruinas de un castillo medieval del siglo XI. Perteneció a varias familias nobles húngaras hasta que llego a manos del conde Páfli, quien a finales del siglo XIX mandó reconstruir la estructura siguiendo los patrones de los castillos románticos del Loira, en el centro de Francia. El castillo alberga un museo de arte e historia, cuyo recorrido incluye una visita a una cueva de estalactitas, justo debajo del castillo, que está conectada con un pozo de 26 metros de profundidad. En el parque frente al castillo se encuentra el Tilo del Rey Mastej, un árbol con un tronco de 12,5 mts de circunferencia, considerado uno de los más viejos de Eslovaquia. Según la leyenda, fue plantado por Matthew Čák de Trenčín en 1301, cuando murió el último rey de la dinastía Arpád de Hungría, Ondrej III. En invierno el horario de visitas acaba a las 15h, no llegamos a tiempo. Paseamos un rato por sus alrededores, visitamos las paradas donde venden souvenirs y vino caliente, y probamos por primera vez medovina, una bebida alcohólica que se obtiene a partir de la fermentación de una mezcla de agua y miel. Hace frío, al agua del foso del castillo está congelada, y un poco de calorcito en el estómago siempre es bienvenido.

Al castillo se accede fácilmente a pie desde la calle principal de Bojnice, un amplio boulevard arbolado muy agradable para pasear, con espacio para aparcar el coche. Si vas a dormir en el pueblo esta zona es una buena opción, en solo 200 mts hay una docena de hoteles y restaurantes. En Alej, una de estas tabernas, cogemos fuerzas antes de coger el coche. Sopa de pollo, crema de maíz con queso, botella de agua y cerveza negra de barril, 9€. Local agradable y buena comida.

Cuando salimos de Bojnice ya ha anochecido, queremos seguir un poco más dirección norte hasta Martin, donde pasaremos la noche. Al poco empieza a nevar, la carretera está completamente blanca y no se ve mucho, pero el asfalto está en buen estado, lso reflectantes de los guardarailes se ven con claridad y los neumáticos de invierno aguantan sin problemas.

Penzion Ladoven, Martin, 57€. Habitación doble con baño, tv, wifi, parking en la puerta y desayuno incluido. Además, dispone de un concurrido y popular restaurante. Garlic soup with croutons and cheese, homemade tomato soup with a clove and grated cheese, grilled brie with tartar sauce and cranberries, pork muckalica in a potato pancake, cerveza, copa de vino 10cl y copa slivovica (aguardiente local de cereza). La comida es muy buena y el personal muy atento. Pocos turistas, mucho local, buena señal.

Desayuno en Penzion Ladoven, cuatro huevos con jamón (le decimos que mejor solo dos), zumo, pan, mermelada, mantequilla, té o café. Que más de la mitad de las mesas estén ocupadas y no deje de entrar gente, es sin duda una señal más que confirma lo bueno que es este restaurante. Muy recomendable.

En Eslovaquia hay alrededor de 50 iglesias de madera construidas entre los siglos XVI y XVIII, ocho de las cuales han sido inscritas en la Lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, al considerarlo buenos ejemplos de la tradición local de arquitectura religiosa, encuentro de las culturas latina y bizantina. Hay de tres tipos: las más antiguas son góticas, las ortodoxas suelen ser del siglo XVIII, y hay un tercer grupo conocido como “articuladas”, son aquellas construidas bajo el artículo de la ley emitida por el emperador Leopoldo I en 1.861 que reconocía el derecho de los protestantes a tener sus propios lugares de culto. Pero con restricciones: tenían que ser completamente de madera, durante la construcción no se puede usar hierro (ni tan siquiera clavos), el tiempo de construcción no podía exceder un año, debía estar fuera de los límites de la ciudad y la entrada no podía verse desde la ciudad o la calle.

Seguimos dirección norte, la primera iglesia a visitar se encuentra en Vlkolínec, pero los tres últimos kilómetros son por una carretera de montaña que tiene mucha nieve y no se ven marcas recientes de neumáticos. Preferimos no arriesgar.

Siguiente parada Iglesia de Leštiny, construida en 1689 como una simple estructura rústica de madera sin torre ni campanas, las paredes interiores están pintadas con murales de los siglos XVII y XVIII, los bancos están decorados con escudos de armas, y posee un baptisterio renacentista es del siglo XVII. Aunque todo esto hay que adivinarlo mirando por las ventanas desde del exterior, ya que, aunque el acceso al patio está abierto, la puerta del templo está cerrada.

Castillo de Orava, está situado en lo alto de un acantilado rocoso sobre el río Orava. Construido a mediados del XIII, el castillo que fue propiedad de numerosos nobles y aristócratas, protegía la ruta hacia Polonia y servía de centro administrativo y militar de la región. En 1.800 quedó arrasado tras varios días ardiendo, pero afortunadamente fue restaurado de inmediato. Muchas de las escenas de la famosa película de terror de vampiros Nosferatu (1922) fueron rodadas aquí. Solo se puede visitar con guía, en un circuito de hora y media, sólo en eslovaco, aunque puedes bajarte una aplicación al móvil para seguirlo en inglés.

Seguimos hasta la Iglesia de Tvrdosin, una iglesia católica construida en la segunda mitad del siglo XV en el cementerio del pueblo. El altar mayor del siglo XVII, de estilo barroco, tiene una representación de Todos los Santos; y el techo está decorado con pinturas que representan un techo estrellado. También cerrada.

La última visita es a la Iglesia de Svaty Kriz. Fue originalmente construida en Paduza en 1693 y trasladada a Svätý Kríž el último cuarto del siglo XX, durante la construcción de una presa en la zona. Es uno de los edificios de madera más grandes de Europa, la planta en forma de cruz mide 45 mts de largo, tiene 12 puertas, 72 ventanas, y capacidad para 6.000 personas. El campanario de madera independiente, fue añadido más tarde. Cerrado acceso al patio, hay que verla desde fuera.

Todo el día ha nevado, por la carretera había que ir con cuidado pues había poca visibilidad en algún momento. El firme, aunque nevado y enfangado, no ha sido un problema con los neumáticos de invierno. Sólo las carreteras grandes de dos carriles están completamente limpias y se puede coger velocidad, el resto, aunque pasa la máquina quitanieves, no lo hace tan a menudo.