Recuerdo haber leído en algún lugar que
Líbano es un país que vive una situación política siempre al borde del desastre. Yo diría más, durante nuestra visita el país estaba al borde del colapso. Tras la crisis de 2019, la pandemia de Covid y la explosión del puerto de Beirut, nos encontramos un país en el que el gobierno ha establecido un cambio fijo con respecto al dólar de 1$ = 15.550 LBP, aunque como era de esperar la diferencia en la evolución de ambas economías ha llevado el valor real de la
moneda a 1$ = 42.000 LBP. Este era el cambio en el mercado negro a 2 de enero de 2023, cuando nos fuimos el día 14 de enero se cambiaba 1$ = 48.500. Mientras escribo esto, 3 de febrero, está a 1$ = 64.300 LBP. Resumiendo, más de un 50% de inflación en un mes. ¿Como vivimos esto en la calle? La mayoría de las tiendas familiares y restaurantes no tienen precios publicados, pues cambian de un día para otro. Cada día el precio del transporte, la comida y el hospedaje cambia, solo quienes cobran en dólares mantienen los precios.
Por otro lado, el gobierno no puede garantizar más de 2h de
luz al día, así que si prestas atención siempre oirás el murmullo de fondo de los grupos electrógenos alimentados por gasolina, hoteles, restaurantes, tiendas, agrupaciones de vecinos, todos tienen uno. Por la noche el alumbrado público es inexistente, la oscuridad es absoluta cuando cierran las luces de los escaparates y los coches dejan de alumbrar con sus faros. está carencia eléctrica en muchos sitios afecta directamente al consumo de agua caliente y calefacción, teniendo en cuenta que la cordillera del Líbano supera los 3.000 mts de altitud, es un problema grave en algunas poblaciones.
A esto hay que añadirle, aunque este es también uno de sus atractivos, la dificultad que implica el convivir en un país del tamaño de la provincia de Barcelona, nada menos que 18
grupos étnico religiosos diferentes. Grupos que viven juntos, pero no revueltos. Por los templos religiosos, la forma de vestir (sobre todo de las mujeres), y el ambiente que se respira en la calle, sabrás rápido si te encuentras en zona maronita, ortodoxa, chií, suni o de mayoría cristiana. Como turista no te afecta lo más mínimo, al contrario, siempre que seas respetuoso con las costumbres de cada cual, podrás disfrutar de una diversidad difícil de encontrar en ninguna otra parte del mundo.
En octubre de 2019 una larga crisis financiera, social y de confianza en el gobierno, propició el estallido de unas protestas que llevaron a la dimisión del primer ministro. Ante el creciente descontento popular y la escalada de la violencia, el ejercito sale a la calle, y ahí sigue tres años más tarde. Líbano es el país con mayor presencia militar en las calles que hemos estado, nunca había visto tantísima alambrada de espino, bloques de hormigón formando barreras en calles y carreteras, garitas militares cada 300 mts en Beirut, y checkpoints en las carreteras. Es cierto que el ambiente es relajado, los ciudadanos cooperan y los militares dejan hacer, pero estos llevan fusiles M16 o parecidos que les cuelgan por debajo de las rodillas.
La gastronomia libanesa es de sobras conocida, los reyes del fast food mediterraneo, humus, falafel, shawarma, pan de pita, garbanzos, aceite de oliva, perejil, pimientos, habas, tahini, nueces, olivas, encurtidos, berenjenas, son algunos de los platos e ingredientes más conocidos; carne de pollo, cordero o cabra, ternera a veces, cerdo casi nunca, pero cualquier producto que aparezca en el plato siempre fresco y recién preparado. El transporte no es complicado, pero por lo menos es peculiar. Los autobuses, tanto urbanos como interurbanos se pagan al bajar, en ocasiones dan billetes, pero no es habitual. Para largas distancias en Beirut hay varios puntos de salida, el más popular y habitual es Cola Station, pero fuera de la capital no suele haber estación, hay que preguntar por el punto de recogida según destino o salir a la autopista o carretera a esperar que pase algún vehículo (generalmente furgonetas de doce plazas), no se suele esperar más de cinco minutos. En las grandes ciudades los taxis, que no suelen tener color o distintivo establecido, aminoraran la marcha a tu lado y tocaran la bocina para llamar tu atención si te encuentras cerca de la calzada o intuyen que puedes necesitarlo. En todos los casos el precio varía en función de la inflación, de la distancia, del equipaje y de si te ven cara de pardillo, mejor preguntar al subir hasta que no conozcas los precios.
Una vez dicho esto, puede que no sea país para principiantes, pero te garantizo que no defrauda. Líbano es quizás, debido a su tamaño y a su singular geografía, el país del levante mediterráneo más variado. Ciudades milenarias y antiguas ruinas, testimonio del paso de fenicios, griegos, romanos, cruzados, omeyas, árabes, musulmanes y diversas potencias europeas. Iglesias, mezquitas, castillos medievales, zocos en constante actividad, cafés y pipas de agua, bosques de cedros, pinos y eucaliptos, rutas de senderismo para todos los niveles, hermosas playas, pistas de esquí, y una variada y sabrosa gastronomía.