ARGENTINA - CHILE

08:00 Bus desde El Calafate a Puerto Natales (200 AR$, 4h). 11:00. Salir de Argentina nos lleva cinco minutos, el tiempo de bajar del autobús y sellar el pasaporte. En el lado chileno para entrar, 7 km mas adelante, son mucho mas estrictos. Nos hacen bajar con el equipaje y pasarlo por un escáner, donde detectan que llevamos dos peligrosas manzanas. Nos quedamos sin ellas.

Puerto Natales fue una modesta aldea de pescadores de casas de madera y fachadas oxidadas, usada hoy como puerta de entrada al Parque Nacional Torres del Paine. En el centro han surgido agencias de viaje, cajeros automáticos, supermercados donde comprar víveres si decidimos acampar en el parque, tiendas de souvenirs, restaurantes, hoteles y casas de huéspedes, incluso hay casas particulares que alquilan habitaciones. A pesar de ello es un lugar muy tranquilo, barrido por fuertes vientos, a orillas del fiordo Última Esperanza, citado así por el navegante español Juan Ladrillero, quien en uno de sus viajes al ver frustradas sus opciones de encontrar el Estrecho de Magallanes.

12:30 En Puerto Natales el bus hace dos paradas, la primera en el paseo marítimo cerca del centro, la segunda en la estación de autobús, a unos 20 minutos andando del centro. Vamos directos al punto de información, que nos indica donde esta nuestro hotel y donde están las agencias donde podemos contratar las excursiones a Torres del Paine. Nos pide un taxi (1.000 CLP) que para en un cajero antes de ir al hotel. Esto es Chile, el peso tiene un cambio oficial real, vale lo mismo en la calle que en un cajero.

  Hospedaje Costanera, 28.000 CLP. Casa particular a las afueras (unos 10-15 minutos del centro) que alquila seis u ocho habitaciones. La nuestra es con baño privado y calefacción, sencilla, pero muy limpia y cuidada. Agua caliente abundante. Incluye desayuno con tostadas, mantequilla, mermelada, yogurt, zumos, huevos revueltos, té o café. Luisa es una excelente anfitriona.
Después de comer y llamar por Skype a la familia, damos un paseo por el centro y buscamos información sobre nuestras opciones de visitar el parque.

La mayoría de agencias de viaje están en las calles Manuel Bulnes, Arturo Prat y Eberhard, y organizan básicamente dos excursiones de día completo: una que recorre diferentes miradores del parque natural, y otra de navegación hasta el Glaciar Grey. Por otro lado están Vértice Patagonia y Fantástico Sur, las únicas agencias que reservan en los refugios que hay dentro del parque. El coste del hospedaje con ropa de cama, desayuno y cena, ronda los 125.000 CLP por persona y día, y no incluye el transporte ni el coste de acceso al parque. En algunas agencias y tiendas es posible alquilar material de acampada. Por esa opción nos decantamos. En Teresa alquilamos una tienda de campaña, dos sacos y dos colchonetas para dos noches por 8.500 CLP, y para el tercer día contratamos un tour en bus que pasa por los principales miradores por 23.000 CLP cada uno. Después de dejar todo el material en la habitación, vamos a comprar el billete para el día 22 a Ushuaia, provisiones para la acampada y cenamos en un buen asador.

El Bote, 18.800 CLP. Wifi. Menú de sopa, ñoquis y arroz con leche; y salmón con grillada de verduras, todo ello remojado con dos cervezas de presión. Restaurante sencillo y agradable, con buena relación calidad precio. La Tranquera, 15.500 CLP. Lomo de ternera con salsa de pimientos, ensalada chilena (tomate y cebolla), cerveza Hantares de fabricación artesanal. Bien atendidos. La carne está durísima, acostumbrados a la jugosa carne argentina decidimos no arriesgarnos los días que estemos en Chile. Parrilla Don Jorge, 49.200 CLP. Pisco sour, pebere (entrante chileno), ceviche de salmón, merluza con salsa margarita y panaché de verduras, papas al merquel, helado de rivalvo y mousse de rivalvo. Un asador carísimo, pero muy bueno.

Pensando en el viaje del día siguiente a Ushuaia compramos tres o cuatro tipos de empanadillas en la Rotisería Patricia, una calle antes de llegar al hotel viniendo desde el centro, que es del mismo dueño que Parrilla Don Jorge, e igual de bueno.