ARGENTINA - CHILE

En una panadería junto al hotel compramos unos sándwiches, empanadas y alfajores. Para visitar el lado argentino del Parque Nacional Iguazú desde Puerto Iguazú salen autobuses cada 20 minutos desde las 07:45, y tardan unos 40 minutos. El acceso cuesta 170 AR$ e incluye el Tren Ecológico de la Selva, un servicio de trenes hasta la Estación Garganta del Diablo, que sale cada 30 minutos, media hora después de la apertura del parque y hasta las 16:00. El ultimo tren vuelve a las 17:00.

Tras cruzar la entrada un stand de Iguazú Jungle ofrece diversas excursiones ecológicas y de aventura dentro del parque. Elegimos la "aventura náutica" (180 AR$) que promete viajes en lancha motora hasta debajo de algunas cataratas del cañón inferior del río Iguazú. Todavía hay que caminar otros largos cinco minutos bajo un sol abrasador hasta la Estación Central de Tren. Tiene dos paradas, Estación Cataratas, con acceso a los circuitos superior e inferior, y la segunda estación que lleva al Circuito de la Garganta del Diablo.

Los días de mucho calor es mejor empezar por la Garganta del Diablo, ya que se encuentra completamente desprotegida de árboles y sombra. Hasta ella lleva una larga pasarela que zigzaguea atravesando un ancho tramo del río donde es fácil ver gran variedad de animales y plantas. Desde el mirador la garganta se ve desde arriba. Las aguas que vienen del tranquilo río Iguazú se precipitan enérgicamente por un acantilado de 80 mts, entre un fuerte estruendo y nubes de vapor de agua. No es una vista panorámica como en Brasil, cuya pasarela se ve en frente, pero se siente mas la potencia de esos miles de litros de agua cayendo con fuerza al vacío.

Tomamos el tren de vuelta hasta la Estación Cataratas. Cuenta con lavabos y un bar terraza de comidas rápidas y refrescos. Comenzamos por el circuito superior, 1.200 mts (ida y vuelta) de cómodo paseo bordeado de árboles y sombra. Desde sus pasarelas, puentes y balcones permite aproximarse a muy pocos metros del nacimiento de algunas cascadas. Ofrece además vistas panorámicas de buena parte de las cataratas cayendo sobre el río Iguazú, que forma en este punto un alargado delta con multitud de frondosas islas.

En el circuito inferior los saltos se ven ya iniciados y en toda su grandeza, y la selva, y por lo tanto la sombra, nos acoge de cerca. A mitad de camino está el embarcadero a la isla San Martín. Un servicio gratuito de barcas a motor nos lleva en cinco minutos hasta una playa de arenas blancas. Desde allí un sendero excavado en la roca sube hasta diversos miradores con vistas la Garganta del Diablo, la Ventana en la Roca y el Balcón del Salto San Martín. Aprovechamos para comer rodeados de intimidantes aves y lagartos overos.

Volvemos a la otra orilla listos para nuestra aventura náutica con Iguazú Jungle. El paseo es corto, apenas 12 ó 15 minutos, pero intenso. Bordeando la isla se acerca a la base de varios saltos, y la navegación a lo largo del cañón ofrece fantásticas vistas del lado brasileño y la Garganta del Diablo al fondo. Pero lo mejor viene al final, cuando la lancha se mete literalmente debajo del Salto de San Martín, el segundo en dimensión, y descubres porque a esta excursión le llaman "la ducha". Cegados por la emoción encargamos el video (200 AR$) que han grabado desde dentro de la embarcación, que resulta un poco frustrante la verdad, no lo recomiendo. El circuito inferior, a diferencia del superior y el que lleva a la Garganta del Diablo, tiene algunos tramos de escaleras con desniveles importantes que pueden dificultar el acceso a la gente con movilidad reducida. Por otro lado, a diferencia del lado brasileño, aquí solo te mojas un poco en la Garganta del Diablo y por supuesto en la excursión náutica. No hace falta comprar impermeable.

¿Desde dónde se ven mejor las cataratas? ¿Qué lado visitar, Brasil o Argentina? Yo creo que son diferentes y complementarias, difíciles de comparar. Desde Brasil una única pasarela ofrece vistas básicamente panorámicas del lado argentino y solo al llegar a la Garganta del Diablo nos sumergimos de pleno en la vorágine acuática. Desde Argentina las cataratas prácticamente se tocan, la amplia red de pasarelas permite vivirlas muy de cerca, pero apenas hay visión de conjunto. La zona de restauración y tiendas de souvenirs es mucho mejor en Brasil. En cuanto a excursiones de aventura y ecológicas en Argentina hay mucha mas variedad.