Coimbra (150.000 habitantes) es una agradable ciudad de calles estrechas y sinuosas, casas colgantes, patios, escaleras y arcos medievales. Fue capital de Portugal desde 1139 hasta 1256, cuna del nacimiento de seis reyes portugueses y de la primera dinastía, así como de una de las universidades más antiguas del mundo, que todavía hoy es centro de referencia de la ciudad.
06:00 Ducha en Tomar. Temperatura 3 grados.
07:10 Tomar Coimbra B (8.05€, 2h39).
07:35 Cambio de trenes en Lamarosa. No hay estación, tan solo cuatro vias, el mismo número de aldeanos que hay esperando algún tren, y campo, mucho campo. Temperatura 1 grado. Los coches que han pasado la noche en la estación tienen el parabrisas helado.
07:49 Regional dirección Coimbra.
08:25 Coimbra B. Hay que coger otro tren hasta la estación de Coimbra, más cerca del centro.
Residencial Domus, 28€ desayuno incluido. Rua Adelino Veiga, 62. Muy céntrico, junto a la estación. Acogedor, habitación decorada con muebles de época, tv, calefacción y baño con toallas.
Café Angola. Torrija portuguesa, café y Trident Mint, 2,60€. Inicio Paseo intensivo por la Ciudad Alta, siguiendo al pie de la letra
la guía. Accedo a la ciudad antigua pasando bajo el
Arco de Almedina del siglo XII, sigo por las escaleras de
Quebra Costa, ni tan empinadas ni tan rompe costillas como dicen, hasta el
Palacio
de Sub Ripas, con portón manuelino del siglo XVI y ventanas renacentistas
del taller de Jean de Rouen;
y la
Torre de Anto, que formaba parte de la antigua muralla.
Un poco mas allá
Sé
Velha, la catedral, acceso al claustro 2€. Es un cubo macizo y robusto, coronado por almenas, que mas
parece un castillo que una iglesia. La fachada
central tiene una decoración con clara influencia islámica, mientras
que la puerta lateral, atribuida al escultor Jean de Rouen, es de estilo renacentista. En su interior destacan un retablo gótico
flamígero en el altar mayor (1498), y el retablo
de la capilla del Santísimo Sacramento (1566), obra
de Jean de Rouen.
Subiendo un poco se llega al
Museo Nacional Machado de Castro, ubicado en el antiguo Palacio Episcopal, desde donde hay unas bonitas vistas de la catedral y el barrio
antiguo. Junto a él, subiendo unas escalinatas le contempla la
Sé nova, mas majestuosa que la
velha pero
con menos encanto.
El templo perteneció al colegio de la Compañía de Jesús hasta que éstos fueron expulsados de Portugal en 1759. El interior del templo tiene planta de cruz latina, con bóveda de cañón, cúpula en el crucero y púlpitos situados casi en el centro de la iglesia, siguiendo concepciones artísticas de la Contrarreforma.
La
Universidad de Coimbra, una de las más antiguas de Europa, fue fundada en Lisboa por el rey Dionís en 1290, y definitivamente trasladada a Coimbra en 1537, donde ocuparía los edificios del Palacio Real medieval. Actualmente se ubica en una amplia plaza llamada
Patio das Escolas, presidida por una estatua de Joao III, tras la cual hay algunas
vistas de la ciudad y el río.
Se accede a
la plaza pasando bajo la
Porta Ferrea. Allí se encuentra la
Capela de Sao Miguel de 1517, en cuyo interior hay un imponente órgano barroco de 1733. La suntuosa
Biblioteca
Joanina, cuyas paredes están completamente cubiertas por estanterías lacadas en rojo y verde oscuro de estilo barroco. Albergan 300.000 volumenes
de los siglos XII al XIX, que versan sobre derecho civil, derecho canónico, teología y filosofía, y que llegan hasta los altos techos decorados con vivos frescos. Acceso conjunto 5€, caro a pesar de todo. La imagen mas conocida de la plaza, el
campanario, una torre barroca de 34 mts de altura considerada uno de los símbolos de la ciudad, cerrada por reformas.
La Sala dos Capelos, una antigua sala de exámenes, donde en la actualidad tienen lugar las ceremonias académicas más importantes, como los doctorados “honoris causa”, la investidura de Rectores y la abertura solemne de los cursos académicos.
Dado que en su origen la Universidad disponía de fuero propio, tenía una estancia penitenciaria para los escolares penados, la
Prisión Académica, que se encuentra bajo la biblioteca. Junto a ella descendiendo por la
Escalinata de Minerva se llega a la rua da Fonte Nova y desde
allí al
Jardim Botánico, creado en 1772 por el Marqués de Pombal, como parte del proceso de modernización de las instituciones educativas de Portugal. Es un lugar idóneo para paseos tranquilos y siestas al aire libre junto al río Mondego.
El Largo de Portagem es una bonita plaza donde convergen
el Puente de Santa Clara, la rue Ferrera Borges que lleva hasta
la Plaza 8 de Mayo, la rua Fonte Nova que va hasta el Patio das Escolas,
y la avenida Emidio Domingo que bordea el río Mondego.
Junto a ella esta el
Rest. Ze Manel,
cuya minúscula puerta es fácil pasar por alto en el pequeño
Beco do Forno. El interior, tan minúsculo como la puerta, no tiene mas de 20 mts cuadrados. Ni
un solo turista, buen sintoma. Las paredes están decoradas con
alabanzas de los clientes escritas en trozos de papel arrancados
de los manteles, cachivaches y excentricidades varias. Feijoada
de jabali, cerveza y mousse de almendras con huevo (espectacular),
11,55€. Hay restaurantes que dejan huella en el estomago
y en la memoria, y este es uno de ellos. Dudo que haya otro
mas auténtico en todo el país.
Cruzo el río hasta el
Convento de Santa Clara-a-Velha (acceso 5€), mandado edificar por voluntad de la Reina Santa Isabel. Ocupado por monjas Clarisas, fue consagrado en 1330, pero pronto comenzó a verse afectado por las inundaciones del río Mondego. En 1336 D.ª Isabel de Aragón fue enterrada aquí, año en que el Monasterio todavía acogía a los peregrinos de Santiago de Compostela. En 1677 unas riadas obligaron a su abandono definitivo. En 1991 empezó un ambicioso proyecto de restauración para rescatarlo del lodo, que ha durado 18 años. La visita incluye un museo con restos arqueológicos encontrados en él, y un par de proyecciones audiovisuales sobre su historia y la de Sta. Clara.
Cruzando de nuevo el río y siguiendo la rue Ferrera Borges se llega hasta la
Plaza 8 de Mayo, una animada plaza donde se encuentra la
Igreja do Mosterio de Sta Cruz, de 1131, aunque fue remodelada en el
siglo XVIII, donde descansan los restos mortales de los dos primeros reyes
de Portugal. Se trata de una pequeña iglesia de una sola nave en la que altos techos, órgano y azulejos azulados son su mayor reclamo. Disfruta de su aire tranquilo y recogido, mas propio de pueblo que una ciudad como Coimbra. Detrás de ella se encuentra el
Jardim da Manga,
antiguamente parte del claustro, y que preside una curiosa fuente.
Rest. Democrática. Sopa de espigos, lulas graelladas con patata y ensalada, y flan de huevo, 11€. Bueno, casero, barato.